El trayecto de Chiang Mai a Pai me salio otros 200 baht y parece que esta hecho apropósito para que la gente no vaya: hay 762 curvas! Llegué con un mareo de varios tequilas. No conté las curvas simplemente lo se porque es el numero de curvas que aparece en las remeras que venden.
Pai es tranquilo, con aires hippones, me escapaba de Babylon (Bangkok) para ser un fugitivo en medio de un pueblo en la montaña. Pero la suerte a veces da mate sin bombilla, justo llegué a Pai el 29 de diciembre para fin de año, por lo tanto miles de tailandeses de vacaciones atentaron contra la paz que fui a buscar. La tarde es el paraíso, calles tranquilas, puestos callejeros con artesanías pero a la noche se transforma: los tailandeses emergen como cucarachas en la noche para convertir a Pai de un pueblo hippie a un mar de gente. Peor aun, no es un mar, es un liquido viscoso cuyas partículas fluyen lenta y torpemente.
El caotico Pai a la noche
En la tarde conocí a dos españolas súper relajadas, luego de que hubieran disfrutado de una semana en Pai, que erradicaron mi soledad con una linda charla en un barcito cercano. Inmediatamente que ellas se hubieron ido, un tipo de barba crecida me saludó en castellano: por un momento creí haberme teletransportado a buenos aires. Resulto ser guido, un argentino de 30 años con muy buena onda. Sonó la canción "historias de taxi" de Arjona en mi cabeza: "mira si es grande el destino y esta ciudad es chica...". Guido es vicedirector en el colegio Michaelham, muy cerca de mi casa y aun mas cerca de mi segunda casa: la parroquia san Gabriel de la dolorosa en Vicente López. Lo que no logró buenos aires (reunirnos), lo logró Tailandia en un pueblito alejado... Gran amigo conocí en aquel pueblo rasta...
Conseguir un lugar para dormir no fue difícil al menos si me comparo con Kate, una estadounidense que apareció para pedirme ayuda para encontrar un hostel un rato después de haber conocido a guido. Yo, como buen samaritano, deje de hacer mis cosas y la acompañe a buscar los hosteles que sabia eran baratos. Era 30 de diciembre, casi todo estaba completo. Típicamente se habla de la viveza criolla pero la viveza tailandesa cae a niveles absurdos. El mismo lugar donde estuve mi primer noche de a dos y nos pidieron 400 Baht por los dos, a ella sola en habitación simple al día siguiente le pidieron 500 Baht: una locura, que decadencia ética. Cuando objetamos el tipo simplemente dijo "si no quieren vayan a buscar otro pero no van a encontrar porque esta todo lleno". No son estas lindas formas de llevar un negocio, no? La ley de "Oferta y demanda" mis polainas. Después de buscar algunos otros le ofrecí dormir en mi habitación, ella estaba a la deriva y yo tenía un salvavidas porque quedarmelo para mi solo? Cuando me pregunto porque la ayudaba le dije que esto es una especie de "cadena de favores". Gran película, mejor idea, hermosa utopia. Ojalá nuestra nueva idiosincracia se asociase con la frase "pay fordward".
Resulta que tanto la estadounidense como guido son sociólogos, ambos trabajan de docentes y, bueno, ellos han de tener mucho que charlar, acá el ingeniero parecía estar de mas. A pesar de ello iniciamos un trío de amistad! La yankee es una persona adorable e inteligente y el argentino comparte mis mismos valores e ideales.
Kate, Guido y Yo
El 1 de enero yo ya estaba listo para irme a Chiang mai; hice el check out del hostel. Restaba pagar el ticket del bus. La verdad es que me sentía medio mal, mezcla de alcohol de la noche del 31, la comida de la calle y el poco descanso que venia teniendo. Pensar en hacer 762 curvas de la ruta de Pai a Chiang Mai en ese estado me revolvía el estomago. Decidí quedarme un día mas. Alabado sea el señor! Esa misma tarde-noche recordé que toda mi plata se encontraba debajo del colchón de mi ex habitación! Corrí como fugitivo de la policía hacia el hostel y pedí entrar a mi ex habitación! Estaba ocupada, los nuevos inquilinos no estaban pero insistí para entrar igual. El tipo de la recepción, un tailandés muy amable, empezó a buscar llaves extra de esa habitación, la numero 12; estaban todas todas menos la 12. Habíamos revisado todas la llaves de todas las habitaciones y la 12 no apareció! No será esa amarilla, pregunté con la ultima gota de esperanza. Y era. Entré a la habitación desesperado como mendigo por un pedazo de pan, revisé el colchón y ahí estaba, mi dulce cinturón con la plata. Respiré profundamente. Dios provee, dicen. Si ese día no me hubiera sentido mal, me hubiese ido a Chiang Mai dejando toda mi plata debajo del colchón.
fariseo! tenés un tuje hermano, de no creer...
ResponderEliminarcontanos que pasó con la rubia, no seas gil.
que naive la rubia no entendia porque la gente la invitaba a dormir en su cama...
ResponderEliminarjaja fue todo muy sano!! una genia la flaca, epro chicos no todo es sexo en la vida!
ResponderEliminarComo buenos argentinos deberiais haber conseguido que ella quisiera que no las respetaran. Esbroma, seguro que garadeció encontrar a un tío que no buscara solamente meterse en sus bragas.
ResponderEliminarEnhorabuena por llevar 3 años con el blog, a ver si yo consigo llegar a tanto, que cuesta ponerse a escribir con frecuencia.