martes, 31 de mayo de 2011

Pushkar (India) - El Expreso de medianoche a Delhi


El cielo estaba oscuro. Las estrellas brillaban e intentaban darle fuerzas a mi sombra. El aire estaba triste. El suelo sin consuelo. Mis rotas sandalias pedían unas merecidas vacaciones, me miraban desde allá abajo con ojos que exigían piedad. Vivimos mucho juntos, quizás ellas me entendían mas que nadie. Mi espalda no estaba recta ni decidida sino que estaba mas bien curva, cansada, desolada y abandonada. Podría soportar, mi espalda, un sueño que acababa, sin partirse al medio y dejar la mitad de mi en este viaje y la otra mitad en Buenos Aires? Eran mas de las 10 de la noche. No había nadie en la calle, incluso el ruido de la tarde se esfumó a la dunas del árido desierto de Thar en Pushkar. El pavimento estaba cubierto de basura: papeles, cigarros y envoltorios de comida eran la decoración diaria, la que nunca faltaba, asistencia escolar perfecta. El pueblo parecía estar en cuarentena de una extraña enfermedad que asustaba a todos y de la cual yo no me habia enterado. Claro, si yo no leo los diarios. Yo afuera sin techo estaba débil y presa fácil y ellos, los demas, bacanes, acurrucados a salvo en sus casas. Unas cuantas vacas me miraban confundidas como pensando que hace un hombre caminando por las calles con tal cara de derrotado? Podría ser, pensé entusiasmado, que uno de esos sagrados animales se volviera loco, corriera hacia mi, me chocara con los cuernos y entonces me tuviera que quedar en India por mas tiempo. Era una dolorosa pero posible solución a quedarme.
Llegué a una estación de tren (la de Ajmer) que descartó la posibilidad de un ataque zombie. Esa estación era una resurrección de gente. Muchos estaban sentados en el piso esperando su tren. Había hindúes y musulmanes, los reconozco por su vestimenta. Todos estaban en perfecta armonía, así como Dios quiere. No vi mucho turista. Se ve que el desconsuelo quiere que enfrente solitariamente este ultimo hecho real e inevitable: era mi ultimo día de un loco deseo que había empezado hacia 3 meses y 8 días.
Llegó el tren a horario como todos los trenes que me había tomado en los últimos 7 días. Mi ojos desviados de la realidad contemplaron ese armatoste. Había exactamente 19 vagones. Decidí contarlos así que me fui a la punta del tren y con paciencia empecé a caminar mirando su cartel indicador.
Grd, Srl2, Gs4, Gs3... No tenia ni idea lo que significaban esos códigos.
S1, S2, S3, S4, S5... Por fin habia llegado a la clase sleeper. El 5 era mi vagón, sin embargo, seguí caminando paralelo a las vías.
S6, S7, S8... 8 vagones tipo sleeper, esto es insano, pensé, todos los días, todos los vagones llenos.
A1, B1, Gs2, Gs1, Gs, Slr1, Eng... Estos códigos me tenían mareado. Entre ellos habia vagones de Segunda clase con asientos y otros de mejor categoría. Por ultimo llegué al vagón numero 20: la locomotora.
Cada vagón a su vez media 27 de mis  pasos, lo cual calculé un total de 25 metros de largo por vagon. Teniendo en cuenta que caminé lenta y pausadamente por 20 vagones, esa caminata fue de un total de 500 metros de tren mas el plus de la separacion entre vagones. Volví a mis pasos y subí a mi vagón. Alrededor había gente, mucha, mas no le presté atención, estaba demasiado absorto en mis pensamientos. 

Antes de irme a dormir acostado en mi cama (o cucheta de arriba) me despabilé. Me senté en mi cama y mi cabeza chocó toscamente con el techo del vagón. No me dolió. Se me había inflado el pecho, había tenido una epifanía. No era el fin del mundo lo que me estaba pasando. Simplemente era un inevitable hecho a enfrentar. Vamos Gabi si este viaje te enseñó algo es que podes enfrentar los desafíos y derrotarlos. Me di ánimos.
Luego pensé en lo que me esperaría a mi vuelta a la realidad: asados con mi familia, pizzas con mis amigos, cervezas con los íntimos, abrazos con todos, con todos, con todos sin que falte uno. Luego pensé en el mas importante "Si, acepto" que se acercaba en mi familia como un baldaso de amor entre dos personas. No olvidé en esta ráfaga de optimismo a mis sobrinos, Nacho, el que me mira y se ríe o Manu, el que me mira con cara de extrañado o la pequeña muñeca, Feli, que cuando me fui recién abría los ojitos y no pude estar ni en su bautismo... Cuanta vida me espera, que alegría! Mis ojos se nublaron pensando en una pelota de fútbol y esa eterna pasión que me gambeteó durante todo el viaje.
Salté de la cucheta, caminé hacia cerca del baño y espié la oscuridad por medio de la puerta del tren. Me erguí, mi espalda se fortaleció. Mis piernas se afirmaron al piso. Mis ojos cambiaron su actitud. Una sonrisa empezó a dibujarse con gentiles pinceladas. Esto no es una derrota. Estoy en el expreso de medianoche a Delhi. Hace años, incluso menos, hace meses, no podría ni haber pensado que todo lo que viví podría ser posible, jamás podría haber soñado que cada día iba a ser tan mágico, imposible haber delirado con los fantásticos tratos que recibí del mundo, de gente de todo el mundo... Todo el mundo, wow, todo el mundo. Cuando sos niño tenes al mundo en tus manos, o al menos eso crees. De grande volví a tener ese sentimiento: el mundo en mis manos. Podría haber cerrado el puño y destruirlo o podría alimentarlo con pequeñas migajas de pan. Ojalá que las migajas que fui dejando en cada lugar en donde estuve hayan alimentado a alguien. Yo, por mi parte, vuelvo obeso de alegria, de felicidad, de paz y de amor.

Next city New Delhi, the last step of a dream

lunes, 30 de mayo de 2011

Pushkar (India) - La paz esté contigo



Llegué a Pushkar (una ciudad a 11 Km de Ajmer) por un Safari que resultó ser levemente interesante. A la mañana siguiente de la noche en el "desierto" me alojé en Amar Hotel, un limpio y cómodo hotel que recomiendo. Por 200 rupias tuve una habitación con cama matrimonial y baño privado.
Respecto a Pushkar, es un lugar que resulta ser bastante religioso. Según mi guía turística, desde ningún punto de vista se acepta comer carne de ningún tipo, los besos, abrazos y demás demostraciones de afecto pueden herir la sensibilidad de algunos y por lo tanto no es recomendado. Lo cierto es que comer una "hamburguesa de papa" confirmó al menos uno de los items listados en la Lonely Planet. Debo admitir que esa comida fue la mar de rica y que si uno come sin pensar, pasa por alto que dicha hamburguesa no es de carne. Volviendo al pueblo, Pushkar es un pueblo pequeño como a mi me gusta ya que uno puede recorrerlo caminando y disfrutando de la vista. Está todo alrededor de un lago que es considerado sagrado. Alrededor de dicho lago hay decenas de ghats que son piletones donde la gente se baña con esa agua sagrada. Si bien al principio pensé que era para diversión de los niños, me maravillé espiritualmente cuando al atardecer vi adultos y ancianos lavándose con esa agua.

Los Ghats donde la gente se baña para purificarse. Hay 52 ghats alrededor del lago que es considerado uno de los mas sagrados del país. El agua de los ghats se bendice con energías sagradas. 

El Pushkar se encuentra uno de los pocos templos en el mundo dedicado a Brahma que es el Dios creador del universo y miembro de la Tri-murti (una trinidad compuesta de Brahma, Vishnu y Shiva)

Alrededor del lago, también, hay varios niños pidiendo
Desde la calle principal bajé al lado del lago, momento en el cual fui dulcemente advertido que no debía usar sandalias sino estar descalzo. Si bien es un lugar al aire libre, alrededor de todo el lago esta prohibido usar zapatillas/sandalias. Mientras veía ese espectáculo religioso, ese ritual común en Pushkar, unos niños, 3 precisamente, se acercaron a hacerme compañía al ritmo que me consultaban de donde venia, si me gustaba India y otras cordiales preguntas. Uno de ellos, de 13 años, hablaba ingles a la perfección por lo tanto actuaba de traductor con los demás. Me explicaron que cuando uno obra mal, se baña en el lago (o en los ghats al borde del lago) para purificarse. Es medio buchón esa actividad ya que si uno se esta bañando quiere decir que uno ha obrado mal. Mas allá de ese infantil comentario, me dio piel de gallina ver eso ya que no me lo esperaba. Muchos adultos hombres estaban semidesnudos (en ropa interior) y se bañaban con cara seria. Parecían realmente sentir la importancia de esa purificación. El agua no era limpia (aunque comparandola con el poluto Ganges ha de ser agua de manantial) y la gente incluso tomaba agua de allí (o al menos se metía agua en la boca y luego la escupía). Mis pequeñitos compañeros me invitaron a bañarme pero me pareció inapropiado así que solo me dediqué a observar la situación que se daba al mismo tiempo que la puesta del sol nos acompañaba.


Un mendigo
Al día siguiente a la mañana volví al mismo lugar y aun mas gente repetía ese ritual. Al llegar un brahman (que vendría a ser como un sacerdote) o una persona que se hizo pasar por tal, me dio la bienvenida, me obligó a quitarme las sandalias y me llevó al lado de uno de los ghats. Allí me hizo un ritual (o rezo) llamado puja, en el cual me hizo tirar flores al ghat al tiempo que me hacia repetir varias frases en hindú, me preguntaba el nombre de mis padres, abuelas, mío y otras cosas al compás que repetíamos frases de las cuales no tenia ni una sola pista de lo que estaba diciendo. De todas maneras, atento, ya había advertido el oscuro motivo de ese, en principio, desinteresado y gentil rezo para pedir por mis seres queridos.
Donde hay fe, hay chantas que intentan ganarse la vida a costas de la fe de la gente (aunque yo mas bien diría "perderse la vida" ya que "el que salve su vida, la perderá" Mateo 10, 39). 
Asimismo donde hay turismo existen tiburones cuya sangre es el dólar y necesitan alimentarse todo el tiempo. 
Yo les llamo, seguidores del Dios del dinero.
Esta es una conversación con este personaje (supuesta brahman) inmediatamente después de terminar el ritual (en el cual terminé con el típico punto rojo en la frente).
El seguidor del Dios del dinero: cuanto vas a poner? 1000, 2000 rupias? Los turistas comúnmente ponen esa cantidad...
Hablaba de rupias, vale decir que 45 rupias = 1 dólar
Yo: Bue, acá no tengo plata.
Traducido es "minga voy a poner un mango".
El seguidor del Dios del dinero: Bue, pero decilo con la boca cuanto vas a poner y luego anda a buscar.
No entendí ni un poquito lo que decía. Sonreía ante tan absurda frase.
Yo: y no se, tengo que ver cuanto tengo.
Era cierto que no gozaba de gran cantidad de dinero pero ademas, tampoco quería poner.
El seguidor del Dios del dinero: bueno pero cuanto vas a poner, decime, 500?
Yo: no tengo plata acá, la tengo en el hotel.
Para ese entonces ya me estaba incomodando la situación.
El seguidor del Dios del dinero: en que hotel?
Yo: cerca de Amar hotel
Titubie. no le quería decir donde me alojaba.
El seguidor del Dios del dinero: bueno, anda a buscar
Mandon resultó el discípulo de Judas.
Yo: no, voy a sacar unas fotos ahora.
El seguidor del Dios del dinero: fotos después, primero anda a buscar.
Yo: si si... Capaz. Bye. Después veo.
Me sentí fuerte, tendré cara pero soy bastante poco boludo. Me dediqué a sacar fotos y disfrutar de los alrededores del lago. La situación no me había estresado en lo mas mínimo, de hecho la había esperado, la había predicho. Fue, para mi, incluso cómica mas allá de algún momento de tensión.
A mi vuelta, aproximadamente una hora cuando ya hube sacado varias fotos y disfrutado del lago, fui a buscar mis sandalias que había dejado aquella mañana en las escaleras que bajaban hacia el lago. El atento caballero, discípulo y amigo del dinero ajeno, se levantó acelerado y me dijo nuevamente.
El seguidor del Dios del dinero: hola hola...
Hasta que lo miré.
El seguidor del Dios del dinero: anda a buscar al hotel, yo te espero acá. Hay un ATM (cajero) allá.
No lo podía creer! Mira si voy a ir al cajero para sacar dinero y dárselo al tránsfuga ese. Así que le dije algo que tenia atragantado en la garganta.
Yo: deberías pensar menos en mi dinero y pensar mas en Shiva.
Me miró y, desde mi punto de vista, no entendió lo que le dije. El tipo estaba cegado, solo pensaba en mi plata. Así que me volvió a repetir.
El seguidor del Dios del dinero: anda dale, o al cajero, hay uno acá al lado. Mira mira...
Parecía desesperado. Era como un drogadicto desesperado por su droga, por su dosis de Paco. Si bien era cómica la situación a su vez me fastidió. Así que le volví a decir con insistencia y con mas lentitud así entendía exactamente mi mensaje.
Yo: deberías pensar mas en Shiva que en mi dinero.
El seguidor del Dios del dinero: si si...
La gente cuando no entiende (o se hace la que no entiende) dice "si si". Al mismo tiempo que me daba esa repuesta me señalaba al cajero.
Ni me gasté en expresarme nuevamente. Así que me fui caminando en la dirección que me plazcó, ciertamente siendo fiel a mi rebelde personalidad, en dirección opuesta al cajero.

Como es la gente en Pushkar?
Esta pregunta es importante. Hay personas que aman Pushkar y otros que no tanto. El lugar en si es fascinante. La feria con coloridas vestimentas que se ve en la calle principal de un par de km de largo es sumamente interesante. Ademas de vestimentas, hay librerías y lugares para comer. Casi toda la comida que ofrecen es aceitosa. La gran cantidad de templos existentes de las diversas ramas del hinduismo hace que la espiritualidad que se vive se sienta en el ambiente. El templo de Brahma uno de los pocos en el mundo lo hace distinto a otros lugares. El lago y alrededores es bellisimo e invita a quedarse en sana y profunda contemplación. La posibilidad de hacer un safari o de recorrer el desierto lo completa.
Ahora bien, cuando fui (en marzo) Pushkar era mas un lugar para coexistir con turistas que para conocer locales. Dependiendo del enfoque que se le desee dar al momento del viaje va a ser mas o menos interesante aunque siempre es recomendable.
Luego de recorrer el pueblo me dediqué el resto del día a descansar en la hamaca paraguaya del hotel. El calor y el cansancio me habían derrotado, solo quería un rato de Chill Out.
Y eso hice porque era libre. Libre... que linda palabra.

Un hermoso atardecer en el lago que, ademas de la purificacion del alma, se dice tener características medicinales que libera a los hombres de todos los dolores.

 Tanto a la mañana como en la tarde la gente se reúne en los ghats alrededor del lago. Cada Ghat tiene su importancia: Varah Ghat que es donde el Dios Vishnu se apareció, Brahma Ghat donde el Dios Brahma se bañó y Gandhi Ghat donde algunas cenizas de el fueron esparcidas.

 Hombres...

.... Mujeres...

... Hare Krishna...

 ... incluso niños que, aunque sin tanta seriedad, buscan la purificación en el lago sagrado.


El reflejo en el lago que a diferencia del río Ganges no parece estar tan contaminado.


La gente alrededor del lago y los ghats.


Monos recorren el lago como un actor mas de esta exótica película.

Las vacas y las palomas conviven con la gente.


La imagen imaginada en India: la espiritualidad de
 la gente. Que lindo seria dedicar una vez al día
 a meditar como este señor.
Uno ve fotos como la de la derecha y se emociona, se pregunta a si mismo "que bueno tener esta espiritualidad, que bueno seria dedicarle un rato al día al 'ser interior' para debatir cuestiones de la vida y la fe". Cual es la diferencia entre este hombre y yo? Esta pregunta explota en mi mente (y probablemente en la tuya). La respuesta, en principio, es: ninguna. El y yo somos un mismo ente que tiene las mismas posibilidades. Me refiero a posibilidades de dedicarse a la "meditación, reflexión y a la introspección", esto significa, "a estar en profundo contacto consigo mismo". Si hay algo gratis en esta vida (en occidente, oriente y en el espacio intergalactico) es la posibilidad de pensar, reflexionar y crecer. No hay nadie que pueda cuartar esa libertad. Quizás la vorágine de la vida cotidiana sea nuestro principal enemigo. Quizás nosotros mismos seamos nuestro principal enemigo. Quizás el problema sea que vivimos tanto tiempo buscando y encontrando excusas que nos transformamos en científicos certificados que se desligan de un problema y de una culpa interior buscando motivos externos que calmen nuestra propia conciencia. 
Ahora de nuevo va la pregunta: cual es la diferencia entre ese tipo y yo? La respuesta es tan simple como auto critica: el, a diferencia de yo, si usa su libertad y tiempo de ocio para dedicarle un rato al día a auto-conocerse, a encontrarse con sus sentimientos, emociones y sensaciones, a crecer y a ejercitar la introspección como característica principal de su inteligencia intrapersonal.
Sera cuestión, entonces, de dejarse de inventar excusas y disfrutar de la espiritualidad latente que escondemos en lo mas profundo del alma.

jueves, 19 de mayo de 2011

Pushkar (India) - Un Safari por el desierto de Thar



Ese día si la encajé. Me levanté a las 6 de la mañana para ir en tren desde Jodhpur hacia Ajmer y de allí en un bus a Pushkar. Me desperté, chequié que no me faltase nada y salí hacia la estación de tren. La encajé, digo, porque el día anterior había hecho exactamente el mismo procedimiento (levantarme, chequear que no me faltase nada y salir hacia la estacion) hasta que me di cuenta de que mi boleto era para el día siguiente... recuerdo haber mirado el boleto, haber sonreído por mi equivocación y haberme vuelto a acostar para que dos horas después Avi, un carismático indio que trabajaba en la recepción, me golpease la puerta para decirme que me había quedado dormido. Me pregunté donde estaba mi cabeza que me olvidaba tantas cosas. Ah si...
El tren salió a puntuales 7 de la mañana para llegar a la hora predicha: 12.50. Lo que vi de Ajmer no me llamó la atención, era una ciudad corriente con mucho trafico y ensordecedores bocinazos. Igual debo admitir que lo vi desde arriba del bus que me llevaba a Pushkar así que mi opinión sobre dicha ciudad no es relevante. Mi destino final era Pushkar, era ésta la ciudad ansiada, allí era donde me esperaba un Camel Trip, allí era donde podría relajarme mirando el sagrado lago, ese era la tierra prometida que mas de un amigo me había recomendado.
El Viaje en camello lo había pagado una semana antes desde New Delhi. Nunca estuve de acuerdo con sacar los tours de antemano porque siempre alguien se pasa de vivo y te vende gato por liebre. Pero no me podía dar el lujo de no reservarlo con anticipación: mi tiempo era acotado solo restaba confiar.

Con mi camello Jimmy camino al desierto
En este post me voy a referir exclusivamente a "El Safari" que hice en Pushkar (Safari es un decir, así le llaman ellos a llevarte en camello al desierto. Desierto es un decir, así le llaman a ellos llevarte a un lugar con arena y pocas casas). En fin, el viaje en camello (un nombre mas justo a lo que hice) empezaría a las 16 y terminaría al día siguiente a las 10. Me pasó a buscar quien seria mi guía en una moto y, camino hasta la agencia de turismo, nos quedamos sin nafta así que parte del trayecto lo hicimos caminando. Cuando llegamos fui presentado al camello que seria mi transporte. Por fin llegué a ese ansiado viaje en camello. Mi transporte se llamaba Jimmy y era un camello de 4 años. Estaba sentado en la puerta de la agencia, en su nariz veianse moscas que revoloteaban en sus fosas nasales impidiendo que respirase con libertad; de vez en cuando suspiraba con un sonido casi de desconsuelo y líquidos mucosos salían graciosamente de esos enormes agujeros nasales.
Me subí el camello, me agarré de una pequeña palanca enfrente mio y con un sonido de mi guía el camello primero se puso en sus rodillas con un brusco golpe hacia adelante y después se paro completamente. La altura a la cual me encontraba era de un par de metros, era enorme y el cuello largo de mi camello se movia pendularmente hacia adelante y hacia atras. No era cómodo como parecía estar Ali baba y los 40 ladrones, pero tampoco era tan incomodo. Al rato, mi guía, subiéndose a una pared, se sentó atrás mio y comenzó un trayecto de una hora hacia donde dormiría aquella noche. Por momentos hacia galopar al deportista camello aunque mi condicion de hombre hacia que cierta parte de mi cuerpo duela.

Llegué y deseaba ver un atardecer de antaño. Por el contrario me encontré con uno bonito pero sin la magia que esperaba. Desde donde estaba la puesta del sol unos molestos cables entorpecían el elixir que esperaba de aquella tarde. Sin embargo fue ameno. Lo comparti con un simpatico pero torpe japones de 30 años, ingeniero en sistemas. Confirmé lo que se dice de los japoneses: son maquinas trabajadoras de sol a sol. Mi camarada me contó que trabajaba unas 17 horas diarias de lunes a lunes aunque es porque es Tokio. El, cuyo ingles era muy difícil de entender, si bien era mas grande que yo, no pude menos que sentirme su hermano mayor explicándole y aconsejándole. Resulta que a el le pasó lo mismo que a mi cuando llegué a New Delhi a la fatídica hora de las 2 de la mañana. A el le faltó la suerte, no obstante. Igual que a mi un taxista lo llevó a una agencia de turismo ya que "todos los hoteles baratos están completos". Ese día, en esa agencia, lo camelearon, o mejor dicho, le metieron el camelo (antigua frase lo sé). Le vendieron un súper paquete con un chofer personal que le saca comisiones todo el tiempo diciendole cosas como "si estamos aca no podes no ir... ahi", y el ahí no es mas que una piedra de tamaño corriente pero cuyo costo de entrada no es nada corriente. Entre otras cosas el japones le compra la comida a su chofer y éste lo manipula continuamente diciendole cosas como que "necesita que le pague extra porque la familia...". El ponja, pobre y estupido crédulo, cae en todas. Me da aun mas tristeza porque uno lo ve a el y ve el aura que lo acompaña, verdaderamente se metieron con un inocente que no merece dicho trato.

La puesta del sol en el desierto de Pushkar
Pero cuando me contó de su llegada a Delhi, no pude menos que sorprenderme ante la exacta situación que le tocó vivir. La única diferencia respecto a mi es que no solo cayó sino que ni se enteró de la estafa. Abrió los ojos, de una manera que la fisiología japonesa no permite, cuando le expliqué de la estafa que le habían hecho. Quizás estafa no es la palabra, diría mejor "a la mentira a la que fue conducido". Sin embargo ya embaucado lo que me quedaba hacer era hacerle sentir que "no lo habian cagado tanto" aunque me fue difícil mentir y decir algo que no creía sinceramente. Mas tarde hablé con el dueño de la agencia que me llevó al Camel Trip y enojado le dije que no tenian que cobrarle extra a la gente (porque mucho no caemos pero otros turistas como el japones que confian en la gente local, si). El dueño de la agencia, simplemente, se desentendió del tema. Yo ya sabia, esa es la estrategia de la gente que no se quiere hacer cargo. El lado positivo de la historia fue la deliciosa comida que nos dieron sumado a un clima cálido y una silenciosa paz que me retrotraía al instinto primero de contacto y relación entre el hombre y la naturaleza, hoy día poluta por la jungla de cemento en la cual nos toca vivir.

Bonus EXTRA: A True Bollywood Story
Esa tarde/noche luego de haber llegado y haber disfrutado de un bonito atardecer el safari me tenia una sorpresa. Yo dormiría en una de las 3 o 4 carpas que había que formaban entre todas un semicírculo, un escenario que parecía ser idóneo para una película ambientada en el desierto. Así también lo comprendió un director de Bollywood pues en el mismo lugar donde yo dormiría estaban rodando una película. La película parecía seria, aunque lo único que me causaba eran carcajadas. Las carcajadas eran producidas por los mas variados motivos: las actuaciones, los bailes, la música. La película parecía la típica parodia que los simpsons harían respecto a una película India. No exagero, ni miento. No podía parar de pensar en Apu disfrutando de una película que carecía totalmente de sentido a mis divertidos ojos y desacostumbrados oídos. La actriz hablaba y cuando la otra persona respondía ella sonreía pero no actuando sino que parecia "no estar metida en el papel". Era todo bastante confuso. La actriz me pareció bonita, de pelo negro lacio y piel morena, un cuerpo flaco y pequeño y, lo mas importante para los cholulos, era actriz! De hablar (naturalmente que no entendí ni medio) pasaron inmediatamente a tocar música con diversos instrumentos, entre tambores, flautas y otros que ni los nombres sabia. Bailaban alrededor de un fuego rustico al son de la música. Había uno de ellos particularmente extasiado que tocaba su flauta con desesperación mientras que se paraba y se ponía de primer plano ante las cámaras (ese muchacho necesitaba un poco de atención). Miré varias veces a los costados a ver si era un chiste porque no podía entender como alguien podría mirar esa película. Fue divertido y distinto, no obstante, ver como se movían las cámaras y como actuaban, así como ver un baile propio de la India y su música. Seguramente la magia de la edición haría de todos esos movimientos espasmódicos y sonrisas en momentos que no eran oportunos desaparecieran dándole el aspecto interesante a una nueva película India.

 Izq. Parte del escenario y carpa donde dormí. Der. La actriz principal acomodándose el micrófono.

Si bien el safari no fue lo que me esperaba, no puedo dejar de pensar que las experiencias hay que vivirlas y no quedarse con las ganas de haberlo hecho. Me quedé con un atardecer, una dificultosa charla con un bruto japones, un viaje en camello, una loca película India y una rica comida. Ya no me queda tanto de viaje así que a disfrutar de las pocas experiencias que me quedan a este loco y hermoso deseo.

Atardecer en el desierto de Thar en Pushkar. Sabias que en 1974, India detonó su primera bomba atómica en la zona más despoblada del Thar? Esperemos haya mas atardeceres y menos bombardeos en nuestro futuro.


Como opinión creo que los tours en camello de 3 días o mas han de ser bastante mejores ya que te permite ambientarte y disfrutarlo de otra manera mucho mas profunda. Mi tour consistió en una tarde y una mañana, imagino que es por eso que no me llevaron tan en medio del desierto como hubiese querido. Hay que averiguar bien una vez en Pushkar o ir directamente a Jaisalmer donde están los safaris mas famosos (y por lo tanto mas superpoblados de turistas).

viernes, 13 de mayo de 2011

Jodhpur (India) - El fuerte de la ciudad azul


No entiendo como la gente sabe en que estación de tren bajarse. Cogí el tren de las 20.15 desde Agra a Jodhpur. Una persona me dijo que llegaría a las 7 de la mañana, otra a las 8, entonces yo, astuto y haragán, me puse el despertador 6.55 suponiendo que llegaría a horario. Me desperté unos 15 minutos antes de las 7 y por casualidad pregunté cuando llegaríamos a Jodhpur. Cuando me dijeron "es la siguiente estación", me apuré para guardar la bolsa de dormir y despabilarme: si no fuese por esa pregunta hubiera seguido de largo. El tren llegó con dos minutos de anticipación! Estaba confundido con la diferencia entre la manera correcta en la cual estaban trabajando los trenes y la manera en la que me habían anticipado. Me pasaré de largo en este viaje? me pregunté con una sonrisa. Mas me vale que no!
Jodhpur y el imponente fuerte Mehrangarh
Salí de la estación y caminé hacia un hotel cercano recomendado por la Lonely Planet. Luego de esquivar a no menos de una docena de desesperados indios que me ofrecían llevarme, me negué a la oferta ya que mi hotel quedaba a una cuadra de la estación. Sin embargo, acompañando mi caminar iba un Rickshaw que me seguía cual pervertido sexual guiñándome el ojo e invitándome a subir. No quiero que me lleves! es una cuadra, le decía aunque el indio no me quería entender. Llegar a un hotel y que te digan que esta completo, desmoraliza un tanto así que maldije mi suerte. Me recomendaron otro, acepté medio en desconfianza pero cuando llamé por teléfono y tenia habitaciones libres me relajé. El hotel se llamaba shivam paying guesthouse. Salí del hotel en dirección al Shivam y tomé un rickshaw que me acepto llevarme por 10 rupias. El viaje fue tumultuoso, el conductor que me llevó se metía de forma bruta por callejuelas sucias y estrechas esquivando charcos. Era temprano así que comenzaba a despabilarse la vida en Jodhpur. Cuando llegué al hotel, no me olía nada bien. Tuve una sensación que no me gustó. Salió el recepcionista del hotel y le inquirí con brusquedad "como se llama este lugar, como se llama?". El tipo recién levantado estaba mareado, saqué mi guía con ira y dije "este no es el lugar que pedí venir, este no es". Recordaba que mi lugar era Shivam algo y ese lugar era Ganesha algo. El conductor se hacia el sonzo (momento tipico en el cual los indios dejan de hablar ingles...); el recepcionista, por su parte, quiso rebalsar mi vaso de paciencia diciéndome con aparente dolor por mi: "Uy ese hotel esta lleno". Las palomas volaron del lugar, mis pelos se pararon y mas que pelos eran alambres de púa, mis ojos de tornaron del mismo color que los ojos de un toro enojado, mis músculos se tensaron al borde del quiebre y mi voz... Mi voz se alzó en defensa de la verdad. Gritando casi yéndome a las piñas, con una fortaleza que no me podría parar ni Mario Barakus le dije que no me mintiera, que me estaban esperando, que había hablado por teléfono. El tipo, o me pareció a mi o puso cara de perro asustado una noche de navidad con récord de fuegos artificiales y le dijo al conductor que me llevara al correcto hotel. Antes de irme me rogó que viera sus habitaciones. "Ni pienso" le dije con la peor cara imaginada. "No me gusta tu actitud". El conductor, luego, me llevó al correcto hotel donde me estaban esperando. Le tiré un billete de 10 Rupias y sin saludar me fui. En el hotel me explicaron lo que yo ya sabia "hay hoteles donde les dan una comisión a los conductores por cada turista que llevan, nosotros nos negamos a pagarla". Ay mijito, cuídense porque a mi ahora no me caga nadie eh!
Mas tarde pensaría en mi actitud: me enfrenté a dos indios, grité y hasta me podría haber peleado. Quien habría ganado? Nadie... La violencia no soluciona nada.
Luego de llegar, ver mi amplia habitación con cama de dos plazas y baño privado por unos 5 dolares la noche me fui a desayunar al techo del hotel con una gloriosa vista. En frente mio se alzó un fuerte inmenso, color rojizo que no esperaba ver. Es interesante viajar sin saber exactamente que hay en cada lugar hacia donde vas, de ese modo uno se sorprende y maravilla mas por lo que sus ojos ven. Recuerdo haber exclamado un ruidoso Wow cuando vi ese paredón de 22 metros de altura allá a lo lejos. Ese fuerte es donde iría mas tarde. Se llamaba Mehrangarh Fort.

Desayunando en el restaurante en el techo de shivam paying guesthouse

La entrada al fuerte sale 300 rupias (o 250 con la tarjeta del estudiante que me sirvió menos que hielo en el polo sur). Con la entrada te dan un audio-guide lo cual es sumamente importante para entender lo que estas viendo. Ojala pudiera replicar las cosas que escuché, que incluyen historia, información y anécdotas, pero es difícil con la cantidad de información que me dieron. Son 33 estaciones y en cada una de ellas hay una explicación o una anécdota que mas de una vez me robó una carcajada. Sumamente interesante. Acá algunas fotos:




El inmenso fuerte fue construido durante el reinado de Rao Jodha, un jefe Rajput del clan Rathore, a partir 1459 y se encuentra a 122 metros por sobre la ciudad.


Jodhpur esta situado en el desierto de Thar. El fuerte fue construido, naturalmente, para defenderse de los ataques de los enemigos.



Adentro del Mehrangarh. El fuerte devenido a museo mantiene viva la cultura del clan Rathore.  Hay colecciones de palanquines, instrumentos de música, muebles, pinturas y habitaciones ambientadas como se utilizaban entonces, habitaciones con el armamento (espadas, en general, ya que, al principio, se mostraban reacios al uso de la pólvora.).



La pereza del rey: un Houdah se pone en el lomo de un elefante para transportarse en la guerra. En la parte de adelante iba el rey (o un miembro de la realeza) y atrás el guardaespaldas. Al ser también un símbolo de riqueza, generalmente, se decoraba con joyas y oro.



Vista desde el fuerte Mehrangarh a la ciudad azul. El fuerte Mehrangarh  es uno de los fuertes mas grandes de la India.



La ciudad azul. Se dice que el color sirve para ahuyentar el calor y los mosquitos


Un modelo viviente que simula un fumador de opio. 
Jodhpur a sus comienzos se benefició del comercio
de opio, cobre, seda, sandalias y café
Luego de salir del fuerte apache me senté a contemplar la ciudad azul; aun estaba a 122 metros por sobre la ciudad así que la vista era poco mas que fantástica. La ciudad era azul porque hay gran cantidad de viviendas de ese color, ese color que incluso "ahuyenta a los mosquitos" según me explicarían mas tarde. Estaba sentado plácidamente, lo mas campante, cuando un taxista me empezó a mirar. No me molestó, la curiosidad de esta gente es, incluso, divertida. Lo extraño es que no solo me miraba sino que también se reía de mi. En un momento me toqué la nariz por si tenia un moco a la vista, quizás eso le causaba gracia a aquel. Se me acercó e intentamos entablar una imposible conversación. Al frustrar los intentos, saqué mi guía y le mostré las imágenes de los distintos lugares en India. La mayoría de ellos el gentil indio los reconocía inmediatamente. Espero que el pulgar hacia arriba signifique algo bueno en India, caso contrario, le habré dicho obscenidades de este gran país. El rickshaw de ida hasta el fuerte me había salido 40 rupias y a la vuelta yo, sabio como serpiente, saqué 30 y dije "no more, trust me". Al cabo de un rato y de paciencia a esperar su reacción, volví a triunfar: me llevó por ese valor. Claro, pensé, tengo tiempo, porque no esperar a ver su reacción? Acá todos cobran extra, con paciencia uno puede pagar lo que corresponde.
El hotel Shivam queda cerca de la torre de reloj (clock tower, semejante a la que hay en Retiro), ese lugar y alrededores es magnifico: se llama Sardar Market. Centenares de puestos callejeros que venden desde ropa hasta especias, pasando por frutas, verduras, zapatos y juguetes. Uno camina por esos lugares oliendo la (quizás verdadera?) India. Olores de distinto tipo, algunos picantes, otros relajantes, otros de sabor agradable pero, la mayoría de ellos, totalmente desconocidos. Impresiona ver la cantidad de vacas en la calle y como conviven con la gente (que parece ignorarlas completamente), conviven con un trafico alocado, conviven con centenares de bocinazos y, simplemente, conviven como un actor mas de este confuso escenario. Es extremadamente divertido cuando una vaca se relaja en el medio de la calle y los autos le tocan bocina para que se mueva.

Unos niños después de la escuela
Recorriendo por Sardar Market con los ojos fascinados mirando hacia todas las direcciones, me encontré con unos niños con uniforme caminando. Que buena foto, pensé de inmediato. Les quise sacar una, pero los niños querían mas así que terminé sacando 47 y escuchando las risas de ellos cuando se veían a si mismos. No me salió gratis la movida, esos infantes me chafaron, mejor dicho les regalé, las papas fritas que tenia en el bolsillo. Mama mía, con que gusto las devoraban!
Seguí mi entusiasmado caminar y me senté al lado de unos vendedores de zapatos en la calle. Como disfruta la gente cuando uno se convierte en uno mas de ellos. Como diría el Chavo, abrieron los ojos de huevo tibio cuando me senté a su lado y me charlaban al mismo tiempo que me ofrecían cigarros, te y todo lo que pudieran. Cuando vieron mi cámara me pidieron una foto. Que situación mas tierna, se abrazaban con alegría y al ver la foto sonreían como los niños de hacia un rato. Luego, querían una foto conmigo. Que divertido, pensaba, estaba atontado. Estaba disfrutando mucho de mi momentánea popularidad. Al levantar la vista había no menos de una decena de indios mirando mi interacción con los zapateros. Cada uno de ellos con una sonrisa curiosa. Luego, porque no termina acá, me pidieron si las podía imprimir para ellos! Pero por mas que quisiera, me resultó imposible hacerlo, no habia lugar disponible para lograrlo. Por ultimo... Me dio su ilegible dirección para que se las mande; fue raro ver que pidió ayuda para escribir su nombre. En fin, veremos si puedo enviarles una foto...

Mis amigos, los zapateros
Para ese entonces ya me sentía en confianza con la gente así que me acerqué a un joven que vendía verduras, chile y otras cosas y le pregunté si hablaba ingles. Al decirme que no me mandó con su hermano, un simpático musulmán que intentó convencerme que Jesús no era Dios, sino un grandioso y fortísimo profeta. Luego, leímos juntos el capítulo del sagrado Corán dedicado a la santísima virgen Maria. Muy bueno aunque no pude entender todo ya que estaba escrito en un ingles mas antiguo y difícil de comprender. Mas allá del mensaje que leíamos en el libro sagrado del islam, ese intercambio movió mi corazón: es precisamente ese compartir respetuoso al que estamos llamados como personas, cualquiera sea nuestra religión; afortunadamente hay mucha gente (y cada vez mas) que lo comprende así. Al dejarme para ir a rezar, su amigo descargó sus pensamientos conmigo como no podía hacerlo con su camarada diciéndome que no creía en las religiones (a pesar de ser hinduista!) y que si queres encontrar a Dios búscalo acá, en el corazón. Dijo golpeándose suavemente su pecho. Desde mi punto de vista, muy cierto lo segundo que dijo pero confirmé la frase: "cada loco con su tema"!

La entrada de Sardar Market. Centenares de puestos callejeros como en todo India.

La mujeres con sus vestidos... 

... y el típico paisaje colorido de la India en Sardar Market.

Un coiffeur afeitando a un cliente en la calle.

Una imagen tan fascinante como recurrente. Las vacas en las calles.

Un hombre fumando una pipa enorme.

Un vendedor callejero de Te.

Esa área de la torre es para estudiarla y dedicarle horas al exótico comportamiento de esta gente que, salvando las excepciones que a menudo te cuento, son muy atentos y cordiales.
Jodhpur me sorprendió en todos los aspectos: a nivel historia, a nivel gente que me trató hermosamente, a nivel ciudad que sobrevive en medio de un desierto y, también, a nivel religioso. A la tarde-noche se escuchan tambores y cánticos a lo lejos que dan sinceras ganas de dejar todo y caminar seducido por ese mágico sonido. Jodhpur es un lugar para visitar, definitivamente.

Mas tarde ese día, enloquecí y escribí esto:
No puedo creer lo que estoy viviendo. Esto se asemeja al segundo gol del Diego a los ingleses o, aun mas significativo para mi, al gol de Palermo a River en la semifinal de la Libertadores cuando entró luego de 6 meses de inactividad. No se si es porque esto es fascinante o si es porque se que me quedan pocos días de viaje. Sea como sea, a exprimir esta corta experiencia en el lugar donde todo parece estar patas para arriba.


Debatiendo conmigo mismo si debería agregar o no dicho fragmento al relato decidí que lo correcto era hacerlo. Nada es mas puro y sincero que algo que nos sale del corazón en un momento dado. Quizás uno podría sonrojarse y querer evitar que ciertos sentimientos salgan a la luz por temor al que dirán, pero nada debería avergonzarnos cuando lo que se expresa es un latido del corazón. Es como un tatuaje en la piel, esos sentimientos quedan en un cofre para tener vida eterna en nuestra mente.

Una de las imagenes mas lindas que me llevo de Jodhpur. La torre de reloj a la noche.

Próximo y ultimo destino en este loco deseo, Pushkar.