Fui al pueblo de Kalaw para hacer un treking desde dicho lugar hacia el lugar recomendado por todo mundo, Inle Lake.
Primera observación, otros lugares salía 10 dólares per capita.
Segunda observación, Lily nos mintió porque la segunda noche dormimos en un monasterio nos pidieron una colaboración así que "all inclusive" mis polainas.
Tercera observación, el tercer día no fue completo, llegamos al mediodía a Inle Lake, cominos y luego el bote hacia el guesthouse había que pagarlo y el alojamiento y la cena también.
A pesar de esto, considero que valió la pena porque me tocó un guía maravilloso que nos enseño muchísimo. Si vas a Golden Lily, pedí por Mr Robin, sino anda a averiguar otros precios. Yendo a lo importante... escenas de desnudos!!
Primer día
Me levanté a las 7:30 de la mañana. Ese día me esperaría un treking de 3 días, 2 noches. Dos italianos (Lele y Fabrizio), una holandesa (Barbara) y una inglesa (Roma) serian mis compañeros de viaje. Me sorprendí negativamente cuando noté que casi todos ellos se fueron con el otro grupo y me quedé solo con la inglesa y unos desconocidos. Bueno, tampoco voy a ir corriendo detrás de ellos, no? pensé con un poco de bronca. Olvidé torpemente que Gabi es el afortunado de todas las historias. Mi guía resultó ser Mr Robin, un burmes de 50 años, de antepasados indios, de religión sikh (una ramificación del hinduismo), de sonrisa blanca y pareja, de vida sana (no toma, ni fuma) y de un conocimiento de cultura general que me hacia admirarlo cada vez que hablaba. Sabia mas del mundo que cualquiera de nosotros y, saber que nunca salió de su país, lo convierte en aun mas admirable. Todo su conocimiento se debía a charlar con turistas; ese hombre tenia un hambre por saber que daba escalofríos. Con un turbante verde en la cabeza, unos ojos penetrantes e inteligentes y un ingles perfecto partimos al camino guiado por el. Pusimos en sus manos 3 días de nuestro viaje, vaya presión para una sola persona. Cada pocos minutos frenaba y nos mostraba las plantas, las flores, con nombre y apellido, origen y edad aproximada. Si bien puede sonar aburrido, era interesante saber para que utilizaban las distintas plantas. Ademas le ponía unas ganas... La utilidad de las plantas iban desde tequila hasta medicinas naturales contra toda clase de enfermedades. El trayecto era verde, arbolado, así que a pesar del calor, se podía caminar tranquilo escudándose en la sombra que un viejo palo con raíces nos regalaba. Una vez que escapamos de Kalaw, los pequeños pueblitos campesinos comenzaron a ser nuestros compañeros, niños saludando, mujeres y hombres trabajando en el cultivo de arroz, chile, y otras verduras que no recuerdo. Búfalos llevando carretas comenzaron a ser comunes. Nosotros caminábamos por los árido y marcados caminos, escuchando las enseñanzas de Mr Robin a cada paso. La vista era preciosa, arboles con hojas verdes y amarillas reinaban el espectáculo.
Entre enseñanzas y enseñanzas, que incluían comentarios sobre el budismo, la conversación se tornaba mas interesantes hablando de la realidad en Myanmar, una realidad que me hacia pensar en mi país a finales de los 70. Con fechas precisas y explicaciones lógicas fuimos adentrándonos en la historia del país menos turístico del sudeste asiático. Llegamos luego de unas 4 horas al ansiado almuerzo que consistió en comida India: chapati con arroz y salsa.
Maravillosa comida. Estábamos comiendo en la casa del medico del pueblo. Pero no era un medico como en occidente conocemos, éste era el doc que recetaba medicamentos naturales, como ser un te de tal hoja para los dolores de cabeza y ese tipo de cosas. Ademas de el, había una pareja de unos 40 años cada uno que eran los médicos naturales de otra tribu cercana, así que llegamos justo cuando estaban intercambiando conocimiento; al ritmo del intercambio fumaban, mascaban betel con el jugo rojo en sus bocas y se divertían. El doc, de 84 años, era el mas anciano de la tribu y a pesar de su gran aspecto, era fumador desde los 15 años. Sin saber una palabra de ingles y con graciosa dificultad y gestos nos comunicamos con el simpático anciano tatuado en los brazos y pecho. Al terminar la comida nos ofreció hoja de Betel, una hoja que envuelve una seria de ingredientes y que esta haciendo estragos en los dientes de la gente, docolorandolos a un color rojizo y destruyendo las dentaduras (como expliqué en el post de Yangon - http://unlocodeseo.blogspot.com/2011/02/yangon-myanmar-la-ciudad-de-las_28.html).
Betel es una hoja que la untan con calcio, le ponen encina hoja de nueces (nut leaves) y tabaco. Luego la enrolan como un panqueque y el consumidor se la pone en la boca y la masca como un chicle por un rato largo. Luego con gran experticia escupen un liquido rojizo al piso.
Como Mr Robin nos explicó que no nos dañaría el estomago lo probé junto con la inglesa, Roma.
Esta adicción causa cáncer de pulmón, laringe y boca, amen de la destrucción de los dientes. Según Mr Robin te podes sentir "high" pero nosotros probamos solo un poquito, así que no sentimos ningún efecto mas allá del asqueroso y amargo gusto. Al cabo de mascarlo por un rato, solo resta escupirlo y ver esa saliva color sangre que sale en forma de escupitajo pero sin la experticia de los locales.
Luego nos convido un cigarro, típico en Myanmar que parece un pequeño puro o habano con filtro hecho papel y cartón (no tiene tabaco tan solo esta hecho de una hoja de una planta llamada Berginia) envuelto en una hoja. Parece ser que lo hacen manualmente.
Dormimos una corta siesta y salimos a rodar por las verdes praderas no sin antes reirnos de los ronquidos de nuestro hindú guía. Caminamos encontrandonos con mas amistosos locales que con curiosidad nos saludaban. Al fin, cansados llegamos adonde dormiríamos, una humilde aldea al costado del camino. Esa noche fue de las noches que mas voy a recordar. Simplemente me separé del grupo y fui a charlar con el cocinero y el guía del otro grupo; se dio algo mágico, bajo la luz de las velas, tomamos un vasito (yo) pero una botella ellos, de la bebida Rum, un alcohol barato y feo como agarrarse malaria. Pero fue lindo, era yo uno mas de ellos. No había ninguna comodidad pero aun así pocas veces me sentí tan cómodo. La comida fue exquisita: otra especialidad hindú.
La noche no fue una noche de bodas, no obstante. Estará entre los 5 noches con mas frío de mi vida. Tal es así que despertarnos a las 6 de la mañana fue un placer.
Segundo día
Ese día empezó temprano porque 23 km nos esperarían. El trayecto fue bien distinto al día anterior. Lo que el día anterior fuera verde y lleno de vida con arboles que nos cobijaban del sol, se transformó en un paisaje árido, seco como no habia visto antes. La belleza no residía tanto en la naturaleza sino en los múltiples colores que se podían ver. Un suelo color rojizo, piedras negras, pasajes de suelo amarillo, colinas con mezcla de naranjas, marrón, verde y terrazas de arroz inutilizadas hasta que la fecha se acerque y se puede cultivar. Caminar bajo el sol sin una sombra amiga me hacia sentir que estaba en el Sahara. Pero como me va a hacer sentir en el Sahara si yo nunca estuve en el Sahara. Como puede algo hacerme sentir en un lugar que jamás conocí? El sol comenzaba a dañar no solo mis habilidades motrices sino también a mis pensamientos. Estábamos en el medio de la naturaleza, Mr Robin aprovechaba para explicarnos aun mas en profundidad una realidad que no se lee en los libros.
Paramos a comer un merecido almuerzo con las piernas tan fatigadas hasta llegar al punto de querer dejarse caer bajo ese sol y que él fuera la brasa que nos cocinase para los depredadores que nunca vimos; o quizás para alguna ave carroñeras que tampoco vinos; o quizás para otro animal que nunca apareció. Habia dos posibilidades, o todos los animales estaban escondidos porque no se querían someter a una posible insolación o simplemente no existían en ese camino seco y colorido. Luego de la comida y de caminar algunas horas mas (como ser 3 o 4 - mi sentido del tiempo se había esfumado) llegamos casi afligidos, sin decir palabra, al monasterio que nos serviría de albergue aquella segunda y última noche. El monasterio era dirigido por un monje de 50 años y habla varias decenas de pequeños estudiantes del budismo. Todo burmes tiene que hacer al menos dos veces en la vida el "curso" para ser monje: uno cuando niño y otro de mas grande. Luego, si así lo desean, si los hace felices, pueden continuar siendo monjes. Muchos, sino todos, de aquellos pequeniños eran huérfanos y el director, su padre adoptivo.
En medio del baño de cubeta que me estaba dando en un habitáculo al aire libre sin techo, con paredes menos altas que yo, me escandalicé cuando uno de los monjitos entró a traerme otra cubeta de congelada agua cuándo yo, naturalmente, estaba en proceso de limpieza de mi sudado cuerpo. De todos modos no miró, fue todo un caballerito.
En la foto más arriba se me puede ver con una mujer usando el tradicional maquillaje que se utiliza en Myanmar: el Thanaka. Si bien ante nuestros ojos puede parecer raro e, incluso payasesco, es algo tradicional que usa un gran porcentaje de la población y lo hacen para evitar ser quemados por el sol. Genera una ternura preciosa.
Relajados luego de haberle comprado a esa mujer unos refrigerios, nos dedicamos a observar un bello atardecer tomando una cerveza caliente. Todo trabajo tiene su paga. O así debería ser...
Aquella noche volvería a la cocina a charlar con el cocinero y el guía del otro grupo. Otro momento maradoniano. Cuando pensé que su ingles tartamudeado se debía a que no sabían hablar demasiado bien, luego me enteraría de las dos botellas de whisky que se habían tomado antes. Claro, el cocinero me hacia sacarle fotos tocando una guitarra imaginaria, las palabras de la boca del guía del otro grupo, flotaban en el aire y parecían elevarse a la nada... estuve un poco lento aquella noche, parece ser.
Esa noche, tras charlar entre todos acerca de lo que estábamos viviendo en ese país gobernado por mercenarios y desinteresados por el prójimo, nos fuimos a dormir inundados por un mar de estrellas que nos susurraban Algún día, quizás algún día...
Tercer día
Levantarme a las 5.30 de la mañana con los religiosos alaridos de los pequeños monjes no es algo que recomiendo a demasiadas personas. Si bien a algunos les puede parecer dulce, a mis tímpanos le pareció todo lo contrario. De todos modos, nosotros éramos invitados y ellos todos los días a esa hora cantan rezando así que solo me quedaba sacarme el enojo primero de haber sido despierto y luego dedicarme a disfrutar de ese canto a la iluminación interna. Luego de un desayuno recibimos la bendición del monje mayor quien también nos regalo una pulsera que nos recuerda los 5 preceptos que la gente normal debe tener en cuenta: no matar seres, no beber, no robar, no mentir y no tener una conducta sexual impropia. En el budismo se cree que si uno toma 1, 2, 3, 4 o 5 de estos preceptos y los cumple entonces será recompensado con una vida larga. No cumplirlo significará cosas que me chocaron conocerlas. (Para mas info referirse a http://www.budismodrba.org/dharma/solicitando.htm la parte de Los preceptos básicos para un budista)
Luego de la bendición partimos en búsqueda de aquello que ya casi habíamos olvidado: un pueblo. En este caso era el pueblo de Inle Lake que prometía, mas bien juraba. En el trayecto nos encontramos como en los anteriores días a exóticas personas ganándose la vida (o bien viviendo una vida cuyos lujos se quedaron en el útero de la madre).
Llegamos a Inle Lake tras tres días de duro pero maravilloso treking que puedo decir, sin toser, que fue el mejor tour que haya hecho en el sudeste asiático (y en mi vida) por lo que vi, por lo que oí, por la gente con la cual lo compartí, por lo que viví. Incluso mejor, mucho mas completo, que el maravilloso treking en Sapa (Vietnam); este me pareció mucho mas puro, mas natural, mas sincero. En definitiva, menos turístico.
Mr Robin el guía de Golden Lily
Contratamos el tour en Golden Lily Guesthouse, salía 15 dólares diarios e incluía comida y alojamiento.Primera observación, otros lugares salía 10 dólares per capita.
Segunda observación, Lily nos mintió porque la segunda noche dormimos en un monasterio nos pidieron una colaboración así que "all inclusive" mis polainas.
Tercera observación, el tercer día no fue completo, llegamos al mediodía a Inle Lake, cominos y luego el bote hacia el guesthouse había que pagarlo y el alojamiento y la cena también.
A pesar de esto, considero que valió la pena porque me tocó un guía maravilloso que nos enseño muchísimo. Si vas a Golden Lily, pedí por Mr Robin, sino anda a averiguar otros precios. Yendo a lo importante... escenas de desnudos!!
Primer día
Me levanté a las 7:30 de la mañana. Ese día me esperaría un treking de 3 días, 2 noches. Dos italianos (Lele y Fabrizio), una holandesa (Barbara) y una inglesa (Roma) serian mis compañeros de viaje. Me sorprendí negativamente cuando noté que casi todos ellos se fueron con el otro grupo y me quedé solo con la inglesa y unos desconocidos. Bueno, tampoco voy a ir corriendo detrás de ellos, no? pensé con un poco de bronca. Olvidé torpemente que Gabi es el afortunado de todas las historias. Mi guía resultó ser Mr Robin, un burmes de 50 años, de antepasados indios, de religión sikh (una ramificación del hinduismo), de sonrisa blanca y pareja, de vida sana (no toma, ni fuma) y de un conocimiento de cultura general que me hacia admirarlo cada vez que hablaba. Sabia mas del mundo que cualquiera de nosotros y, saber que nunca salió de su país, lo convierte en aun mas admirable. Todo su conocimiento se debía a charlar con turistas; ese hombre tenia un hambre por saber que daba escalofríos. Con un turbante verde en la cabeza, unos ojos penetrantes e inteligentes y un ingles perfecto partimos al camino guiado por el. Pusimos en sus manos 3 días de nuestro viaje, vaya presión para una sola persona. Cada pocos minutos frenaba y nos mostraba las plantas, las flores, con nombre y apellido, origen y edad aproximada. Si bien puede sonar aburrido, era interesante saber para que utilizaban las distintas plantas. Ademas le ponía unas ganas... La utilidad de las plantas iban desde tequila hasta medicinas naturales contra toda clase de enfermedades. El trayecto era verde, arbolado, así que a pesar del calor, se podía caminar tranquilo escudándose en la sombra que un viejo palo con raíces nos regalaba. Una vez que escapamos de Kalaw, los pequeños pueblitos campesinos comenzaron a ser nuestros compañeros, niños saludando, mujeres y hombres trabajando en el cultivo de arroz, chile, y otras verduras que no recuerdo. Búfalos llevando carretas comenzaron a ser comunes. Nosotros caminábamos por los árido y marcados caminos, escuchando las enseñanzas de Mr Robin a cada paso. La vista era preciosa, arboles con hojas verdes y amarillas reinaban el espectáculo.
Bajo el Arbol Bodhi (Ficus Religiosa), tipo de árbol donde Buda recibió la iluminación
Paisaje primer día
Entre enseñanzas y enseñanzas, que incluían comentarios sobre el budismo, la conversación se tornaba mas interesantes hablando de la realidad en Myanmar, una realidad que me hacia pensar en mi país a finales de los 70. Con fechas precisas y explicaciones lógicas fuimos adentrándonos en la historia del país menos turístico del sudeste asiático. Llegamos luego de unas 4 horas al ansiado almuerzo que consistió en comida India: chapati con arroz y salsa.
Almuerzo con comida india - Chapati, arroz, salsa y huevo duro. Para tomar: te.
Maravillosa comida. Estábamos comiendo en la casa del medico del pueblo. Pero no era un medico como en occidente conocemos, éste era el doc que recetaba medicamentos naturales, como ser un te de tal hoja para los dolores de cabeza y ese tipo de cosas. Ademas de el, había una pareja de unos 40 años cada uno que eran los médicos naturales de otra tribu cercana, así que llegamos justo cuando estaban intercambiando conocimiento; al ritmo del intercambio fumaban, mascaban betel con el jugo rojo en sus bocas y se divertían. El doc, de 84 años, era el mas anciano de la tribu y a pesar de su gran aspecto, era fumador desde los 15 años. Sin saber una palabra de ingles y con graciosa dificultad y gestos nos comunicamos con el simpático anciano tatuado en los brazos y pecho. Al terminar la comida nos ofreció hoja de Betel, una hoja que envuelve una seria de ingredientes y que esta haciendo estragos en los dientes de la gente, docolorandolos a un color rojizo y destruyendo las dentaduras (como expliqué en el post de Yangon - http://unlocodeseo.blogspot.com/2011/02/yangon-myanmar-la-ciudad-de-las_28.html).
Betel es una hoja que la untan con calcio, le ponen encina hoja de nueces (nut leaves) y tabaco. Luego la enrolan como un panqueque y el consumidor se la pone en la boca y la masca como un chicle por un rato largo. Luego con gran experticia escupen un liquido rojizo al piso.
Como Mr Robin nos explicó que no nos dañaría el estomago lo probé junto con la inglesa, Roma.
Armando el Betel
Probandolo con mi amiga Roma (izq). Escupiendo el rojizo garzo (der)
Me quedo rojo?
Chill Out con el medico de la otra tribu y su mujer. El bowl blanco que tiene ahí era para escupir el jugo rojo del Betel. El termo verde contenía te.
Luego nos convido un cigarro, típico en Myanmar que parece un pequeño puro o habano con filtro hecho papel y cartón (no tiene tabaco tan solo esta hecho de una hoja de una planta llamada Berginia) envuelto en una hoja. Parece ser que lo hacen manualmente.
Fotos del cigarro típico en Myanmar
Dormimos una corta siesta y salimos a rodar por las verdes praderas no sin antes reirnos de los ronquidos de nuestro hindú guía. Caminamos encontrandonos con mas amistosos locales que con curiosidad nos saludaban. Al fin, cansados llegamos adonde dormiríamos, una humilde aldea al costado del camino. Esa noche fue de las noches que mas voy a recordar. Simplemente me separé del grupo y fui a charlar con el cocinero y el guía del otro grupo; se dio algo mágico, bajo la luz de las velas, tomamos un vasito (yo) pero una botella ellos, de la bebida Rum, un alcohol barato y feo como agarrarse malaria. Pero fue lindo, era yo uno mas de ellos. No había ninguna comodidad pero aun así pocas veces me sentí tan cómodo. La comida fue exquisita: otra especialidad hindú.
El cocinero. Tan borracho como bonachon
Si no puedes combatirlos, uneteles (tomando Rum)
Fotos todos juntos comiendo
La noche no fue una noche de bodas, no obstante. Estará entre los 5 noches con mas frío de mi vida. Tal es así que despertarnos a las 6 de la mañana fue un placer.
Segundo día
Ese día empezó temprano porque 23 km nos esperarían. El trayecto fue bien distinto al día anterior. Lo que el día anterior fuera verde y lleno de vida con arboles que nos cobijaban del sol, se transformó en un paisaje árido, seco como no habia visto antes. La belleza no residía tanto en la naturaleza sino en los múltiples colores que se podían ver. Un suelo color rojizo, piedras negras, pasajes de suelo amarillo, colinas con mezcla de naranjas, marrón, verde y terrazas de arroz inutilizadas hasta que la fecha se acerque y se puede cultivar. Caminar bajo el sol sin una sombra amiga me hacia sentir que estaba en el Sahara. Pero como me va a hacer sentir en el Sahara si yo nunca estuve en el Sahara. Como puede algo hacerme sentir en un lugar que jamás conocí? El sol comenzaba a dañar no solo mis habilidades motrices sino también a mis pensamientos. Estábamos en el medio de la naturaleza, Mr Robin aprovechaba para explicarnos aun mas en profundidad una realidad que no se lee en los libros.
Paramos a comer un merecido almuerzo con las piernas tan fatigadas hasta llegar al punto de querer dejarse caer bajo ese sol y que él fuera la brasa que nos cocinase para los depredadores que nunca vimos; o quizás para alguna ave carroñeras que tampoco vinos; o quizás para otro animal que nunca apareció. Habia dos posibilidades, o todos los animales estaban escondidos porque no se querían someter a una posible insolación o simplemente no existían en ese camino seco y colorido. Luego de la comida y de caminar algunas horas mas (como ser 3 o 4 - mi sentido del tiempo se había esfumado) llegamos casi afligidos, sin decir palabra, al monasterio que nos serviría de albergue aquella segunda y última noche. El monasterio era dirigido por un monje de 50 años y habla varias decenas de pequeños estudiantes del budismo. Todo burmes tiene que hacer al menos dos veces en la vida el "curso" para ser monje: uno cuando niño y otro de mas grande. Luego, si así lo desean, si los hace felices, pueden continuar siendo monjes. Muchos, sino todos, de aquellos pequeniños eran huérfanos y el director, su padre adoptivo.
En medio del baño de cubeta que me estaba dando en un habitáculo al aire libre sin techo, con paredes menos altas que yo, me escandalicé cuando uno de los monjitos entró a traerme otra cubeta de congelada agua cuándo yo, naturalmente, estaba en proceso de limpieza de mi sudado cuerpo. De todos modos no miró, fue todo un caballerito.
En la foto más arriba se me puede ver con una mujer usando el tradicional maquillaje que se utiliza en Myanmar: el Thanaka. Si bien ante nuestros ojos puede parecer raro e, incluso payasesco, es algo tradicional que usa un gran porcentaje de la población y lo hacen para evitar ser quemados por el sol. Genera una ternura preciosa.
Relajados luego de haberle comprado a esa mujer unos refrigerios, nos dedicamos a observar un bello atardecer tomando una cerveza caliente. Todo trabajo tiene su paga. O así debería ser...
Un atardecer con cerveza y amigos
Aquella noche volvería a la cocina a charlar con el cocinero y el guía del otro grupo. Otro momento maradoniano. Cuando pensé que su ingles tartamudeado se debía a que no sabían hablar demasiado bien, luego me enteraría de las dos botellas de whisky que se habían tomado antes. Claro, el cocinero me hacia sacarle fotos tocando una guitarra imaginaria, las palabras de la boca del guía del otro grupo, flotaban en el aire y parecían elevarse a la nada... estuve un poco lento aquella noche, parece ser.
Una segunda noche con el cocinero y el guía del otro grupo
Esa noche, tras charlar entre todos acerca de lo que estábamos viviendo en ese país gobernado por mercenarios y desinteresados por el prójimo, nos fuimos a dormir inundados por un mar de estrellas que nos susurraban Algún día, quizás algún día...
Tercer día
Levantarme a las 5.30 de la mañana con los religiosos alaridos de los pequeños monjes no es algo que recomiendo a demasiadas personas. Si bien a algunos les puede parecer dulce, a mis tímpanos le pareció todo lo contrario. De todos modos, nosotros éramos invitados y ellos todos los días a esa hora cantan rezando así que solo me quedaba sacarme el enojo primero de haber sido despierto y luego dedicarme a disfrutar de ese canto a la iluminación interna. Luego de un desayuno recibimos la bendición del monje mayor quien también nos regalo una pulsera que nos recuerda los 5 preceptos que la gente normal debe tener en cuenta: no matar seres, no beber, no robar, no mentir y no tener una conducta sexual impropia. En el budismo se cree que si uno toma 1, 2, 3, 4 o 5 de estos preceptos y los cumple entonces será recompensado con una vida larga. No cumplirlo significará cosas que me chocaron conocerlas. (Para mas info referirse a http://www.budismodrba.org/dharma/solicitando.htm la parte de Los preceptos básicos para un budista)
Luego de la bendición partimos en búsqueda de aquello que ya casi habíamos olvidado: un pueblo. En este caso era el pueblo de Inle Lake que prometía, mas bien juraba. En el trayecto nos encontramos como en los anteriores días a exóticas personas ganándose la vida (o bien viviendo una vida cuyos lujos se quedaron en el útero de la madre).
Cada balde tenia unos 20 litros de agua y la mujer llevaba caminando varias horas
Los niños siempre dispuestos a la diversion
Esta persona pensaba caminar 100 km vendiendo esas galletas de arroz
Llegamos a Inle Lake tras tres días de duro pero maravilloso treking que puedo decir, sin toser, que fue el mejor tour que haya hecho en el sudeste asiático (y en mi vida) por lo que vi, por lo que oí, por la gente con la cual lo compartí, por lo que viví. Incluso mejor, mucho mas completo, que el maravilloso treking en Sapa (Vietnam); este me pareció mucho mas puro, mas natural, mas sincero. En definitiva, menos turístico.
Próximo relato Inle Lake.
Gracias por compartir Gabo!! imagino cuánto lo habrás disfrutado.
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