miércoles, 23 de marzo de 2011

Bagan (Myanmar) - El más lindo atardecer

Che esto es de puta madre, algo nunca visto. Ojalá que puedas sentir al menos un millonésimo de lo que yo sentí aquel atardecer que sin dudas y de manera obstinada digo que fue el mejor atardecer que haya visto en mi vida.
Eran pasadas las 5 de la tarde, habíamos estado andando en bicicleta y recorrido varios templos desde el mediodía. Bagan nos estaba haciendo alucinar, estábamos en otra época, una época mucho mas dulce que la actual. El clima seguía siendo cálido, sacamos el mapa para ver donde podíamos ir a ver una puesta del sol que, según contaban las leyendas, era algo único. No tengo nada en contra de las leyendas pero anhelaba inmensamente que mis ojos opinasen por su cuenta. Dos birmanos con moto frenaron a ayudarnos. Claro, Ayuda y gente de Myanmar, empiezan a ser sinónimos, no? Nos acompañaron a un templo, charlamos de todo un poco y luego partimos, recomendados por ellos, a otro mas alto. Yo seguía a las chicas, sinceramente no sabia que iba a ser de ese atardecer y para ese entonces yo ya estaba satisfecho con mi día. Cuan ignorante fui al no esforzarme por lograr ver lo que, finalmente como regalo divino, mis ojos verían mas tarde.

Yendo por el costado del camino, vimos un altísimo templo de unos 20/30 metros y una persona arriba. Supimos que ese podía llegar a ser un lugar desde donde ver el atardecer, así que estacionamos nuestras motos cuyo motor eran nuestras piernas y caminamos hacia aquella pagoda. La cima del templo nos regalaba una vista bellísima, formidable, un paisaje inconfundible de Bagan. De a poquito la cima, empezóse a llenar de gente. Aquella primera impresión de soledad que habíamos tenido, empezó a esfumarse. Nada de eso nos entristeció pues entendimos que era parte del juego: si hay un buen lugar desde donde ver un atardecer, mucha gente va a estar presente, no? Aun así, teníamos las mejores posiciones, es decir, en el centro del templo, casi como tener los mejores asientos en el cine. Si bien la vista ya había hecho valer la pena la elección de subir a ese templo, mas tarde cuando el sol empezó a bajar y el cielo comenzó a mutar a esos colores anaranjados que enamoran al corazón... simplemente llegué al éxtasis.
Fue tremendo, no apto para cardíacos. A Disneylandia sumale las playas de Tailandia, un viaje al espacio, ser el copiloto de Fangio, ganarse la lotería, caminar por el agua, hacer snorkel y bucear entre tiburones y, aun así, ese atardecer tuvo mas magia.

"Ojalá" viene del árabe y significa "quiera Alá". Entonces, quiera Alá que disfrutes de estas fotos como yo disfruté sacandolas pensando, principalmente, en vos.


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El templo que trepamos para ver la puesta del sol


"Si una pagoda es símbolo de espiritualidad, 4000 pagodas iluminadas por un atardecer cálido es símbolo de algo superior, supremo." GSV

Antes de que el cielo cambiase al típico color anaranjado

Una postal de Bagan. Una realidad que supera un sueño

Stupas a los lejos, pequeños templos mas cerca, las montañas en el horizonte decoraban una escena de película



El sol rabioso convirtiendo a los templos en sombras puntiagudas nos hacia alucinar



Atardecer en Bagan


El sol comenzó a decaer dejando a todos los presentes suspirando por, sencillamente, el mejor atardecer que habíamos visto en nuestras vidas.

Nos quedamos ahí medio atontados hasta que el sol de escondió. Fuimos los últimos en bajar del templo, los demás turistas ya se habían ido. Fue gracioso y ni me había sorprendido de ver a los típicos turistas con cámaras profesionales que, con trípodes en mano, sacaban centenares de fotos mientras charlaban con sus amigos. Al instante que el sol se escondió, se fueron sin darse cuenta del espectáculo que habían presenciado. Yo con los ojos aun abiertos y el corazón aun palpitando, solo anhelé que sea el día siguiente para volver a ver ese show con mezcla entra la naturaleza y la creación humana.

Al día siguiente intentamos replicar la misma situación pero en otro templo, con otra vista y un lugar, a su vez, con menos turistas. Salimos en búsqueda de lo que no íbamos a encontrar: un enorme templo para trepar. Nos perdimos con la misma facilidad que Boca le gana a River. Todo parecía perderse en la nada, todo parecía irse por la borda, todo parecía hundirse en el fondo del mar, todo parecía... Por suerte solamente parecía. Encontramos a un anciano burmes que nos invitó a un templo cerca de su casa a ver la puesta del sol. Subimos a uno no tan alto como el del día anterior, uno que no tenia una vista tan formidable como aquella primera tarde en Bagan, pero en ese lugar, aparentemente sin la sal que esperábamos, encontramos una paz sin fronteras. Estábamos solos, con nuestro local camarada, simple y llanamente observando las stupas de las pagodas a lo lejos que parecían sombras dibujadas con suaves pincelados por el mejor pintor: el sol. Ese atardecer no fue solo la vista, sino también los sonidos, los pájaros cantando, el anciano que, con forzoso ingles, nos nombraba los templos mas grandes allá a lo lejos, mientras que con su destruida dentadura nos sonreía. Esa tarde era también maravillosa por los olores, la cálida brisa, la soledad a nuestro alrededor, el silencio.

El birmano que nos invitó a ver la puesta de sol en ese templo. Trabaja para el gobierno y gana 45 mil Kiat (55 dólares) mensuales. Estaba contento con su trabajo y se lo notaba mas contento aun con estar compartiendo esa puesta del sol con nosotros.






El segundo atardecer en Bagan


En el principio Creó Dios los cielos y la tierra [...]
Dios vio que todo lo que había hecho era muy bueno.
Por eso Dios bendijo y santificó el séptimo día,
porque en él reposó de toda su obra de creación.
Libro del Genesis

1 comentario:

  1. tarde unos dias, pero llegue a leerlooooo =)

    muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuy lindas las fotos del atardecer, y te envidio, y no sanamente jajaj
    te quierooo

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