Llegué a Inle Lake con los pies pesandome varios kilos mas del común peso. Esta vez no llegué a una ciudad en tren o bus o ferry, esta vez llegué caminando desde Kalaw en un treking de 3 días. Llegar fue placentero, el treking había sido maravilloso, la gente con la que caminé resultó ser agradablemente amistosa y el guía se había convertido en mi persona favorita de Asia.
Comimos una apetecible comida a la cual le puse picante extra. Para este entonces me gusta el picante aunque, admito, no me abuso poniendole ese ingrediente que supe odiar al principio del viaje. Al llegar a Inle Lake, la entrada a la ciudad valió 5 dólares lo cual me pareció cualquier burrada. Cobrar por entrar a una ciudad? Donde se vio? Que el gobierno se deje de hacer el boludo y nos deje de cobrar o se pudre el rancho. Quise decirlo en ingles a mis compañeros de treking pero nadie hubiera entendido (y además no sabia como decir "rancho")...
Tomamos un bote por una hora y media hasta nuestro hostel. El viaje en bote estuvo bueno. Primero pasamos por varios angostos canales donde nos cruzamos algún par de veces con otros botes con turistas. Era de las primeras caras occidentales en varios días. Lo admito, extrañé ser el único (juntos con el grupo de treking). Al costado del lago había rústicas casas y mucha gente se bañaba en el río. Se bañaba con jabón, no eran chapuzones juguetones eh. Otros, generalmente mujeres, lavaban la ropa.
Al escaparnos de un canal secundario y al entrar en el inmenso lago me sentí una cucaracha en las calles Nueva York. Había varios botes a la vista, muchos de ellos sino la mayoría, eran botecitos pequeños sin motor de pescadores que, bajo un sol que atontaría al mas inteligente, pescaban con paciencia y tolerancia admirable. Noté que muchos de ellos golpeaban el agua con rabia opuesta a la paz que se respiraba en el lugar. Después me enteraría que era para que los peces se espantaran y fueran directo a la red que tenían ubicada a unos metros enfrente del precario bote.
Es así, yo seré inteligente porque se derivar, hallar la superficie bajo la curva, programar y porque alguna vez entendí la teoría de la relatividad (?), pero ellos tienen otra inteligencia, otro conocimiento, un saber heredado de sus padres y ellos a su vez de sus padres; ellos cubren sus necesidades de manera manual, sin gordos libros, sin 14 años de escuela, sin... nada mas que sus manos.
El lago es distinto al lago Nahuel Huapi, ese bellísimo espectáculo que se puede ver en Bariloche, esa belleza natural, pura, que casi enloquece a los ojos. Este era un lago marrón, parecido a un río, con varios lugares cubiertos de verdes algas, con precarios pero confiables puentes de madera y bamboo. Yo me esperaba un paraíso terrenal. Me esperaba un lugar que fuera "one in a million". Pero no. Era un lugar bonito pero corriente. Lo maravilloso del lugar residía en la idiosincrasia de los pueblerinos, en la gente que lo adorna: las mujeres cargando pesadas cargas en sus cabezas, los pescadores, los niños diciendo "hello" al ritmo de las manos moviéndose arriba y abajo, con una sonrisa sin maldad, con ojos juguetones, con el deseo solo de divertirse, de correr asustados cuando uno se les acerca con los brazos abiertos como si fuera un fantasma que los quiere atrapar.
El hostel donde llegamos llamado Queen Inn, un bello lugar con bungalows, no tenia lugar así que me fui con unos alemanes (Denis y Valentín) a Gipsy guesthouse. En ambos lugares nos trataron como si fuéramos los reyes del reino unido. Los alemanes, sin palabras, grandiosas personas; por ejemplo, entre ellos hablaban en ingles para que yo entendiera, característica valorable ya que muchas veces cuando uno viaja con dos amigos del mismo país entre ellos hablan en su idioma quedándose uno en el medio mirándose las uñas (que inevitablemente estarán sucias).. Lastima que ellos volvían a Yangon y mi próxima parada era Mandalay, porque hubiera sido ideal seguir con ellos. Especialmente con uno, Denis, formamos gran camaderia ya que el otro, Valentín, estuvo enfermo casi los dos días por la insolación que el treking lo regaló. Con Denis tuvimos gran calidad de conversaciones, el estaba interesado en lo que le pudiera contar sobre Argentina, del Che, Maradona, escuchaba con interés a que me dedicaba, charlamos sobre fe con verdadero respeto, comparamos la iglesia en Argentina y la iglesia en Alemania y pasando por diversos temas que uno no tocaría con una persona con la cual no se sintiera cómodo. En fin, un fenómeno al cual espero un día recibir en Argentina con una buena y fría Quilmes y un sabroso asado.
Inle Lake es un lugar turístico donde todo quien viene a Myanmar va y es distinto a los demás lugares donde estuve de este precioso país; sin ser exagerado, ni molesto, ni abrumador hay varias personas ofreciendo viajes en bote. Una vez que uno los escucha, te regalan una sonrisa y se van sabiendo que hicieron su parte y luego estará en uno tomar esa oferta o no. Acá nadie parece aumentar los precios descabelladamente, cobran todos prácticamente lo mismo. Eso me gustó pero me pregunté que pasaría si el turismo en Myanmar crece a niveles obscenos como en Tailandia. Ojalá que jamás pierdan la simpleza, humildad y sencillez que tanto me esta rompiendo la cabeza.
El pueblo rodeado de lago se puede recorrer en un día fácilmente. Caminamos por la calle principal, saludando, observando algunas pagodas (templos), entrando a un horrible mercado donde las palomas peleaban por un resto de comida y simplemente nos dedicamos a observar (no siempre hay actividades súper para hacer, no?).
Al día siguiente, junto con dos italianos (uno de los cuales, Fabrizio, es tan bueno que daban ganas de abrazarlo como a un Teddy Bear), la holandesa Barbara, la inglesa Roma (bonita? Si y mucho mas por ser súper inteligente y agradable charlar con ella) y Denis, alquilamos unas bicis (por 1000 kiat = 1€) y salimos a pedalear la ruta, que en Inle Lake mas bien seria pedalear una calle de tierra con tramos de pavimento. Si bien el sol parecía querer matarnos, la travesía fue placentera. Paramos en un restaurante al cual solo se puede ir cuando la dueña te pasa a buscar con un bote, donde comimos tan bien que daban ganas de quedarse ahí a vivir y ganar los kilos que perdí en este viaje. Que linda gente, que linda gente, que linda gente la puta madre.
Al día siguiente comprendí que el treking me habia agotado y que solo quería relajarme. Tras despedirnos con los buenos germanos, no me sentí solo: toda la gente estaba interesada en darme charla. Myanmar nunca te deja solo, la gente es como superman: huele que los necesitas porque te sentís solo y salen a tu salvación
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Ya se había acabado el tiempo, ya había disfrutado este lugar, al día siguiente me separaría de casi todos los buenos amigos que conocí en el treking y me iría rumbo a Mandalay.
Próxima ciudad, Mandalay.
Comimos una apetecible comida a la cual le puse picante extra. Para este entonces me gusta el picante aunque, admito, no me abuso poniendole ese ingrediente que supe odiar al principio del viaje. Al llegar a Inle Lake, la entrada a la ciudad valió 5 dólares lo cual me pareció cualquier burrada. Cobrar por entrar a una ciudad? Donde se vio? Que el gobierno se deje de hacer el boludo y nos deje de cobrar o se pudre el rancho. Quise decirlo en ingles a mis compañeros de treking pero nadie hubiera entendido (y además no sabia como decir "rancho")...
Tomamos un bote por una hora y media hasta nuestro hostel. El viaje en bote estuvo bueno. Primero pasamos por varios angostos canales donde nos cruzamos algún par de veces con otros botes con turistas. Era de las primeras caras occidentales en varios días. Lo admito, extrañé ser el único (juntos con el grupo de treking). Al costado del lago había rústicas casas y mucha gente se bañaba en el río. Se bañaba con jabón, no eran chapuzones juguetones eh. Otros, generalmente mujeres, lavaban la ropa.
El búfalo también merece un chapuzon...
Al escaparnos de un canal secundario y al entrar en el inmenso lago me sentí una cucaracha en las calles Nueva York. Había varios botes a la vista, muchos de ellos sino la mayoría, eran botecitos pequeños sin motor de pescadores que, bajo un sol que atontaría al mas inteligente, pescaban con paciencia y tolerancia admirable. Noté que muchos de ellos golpeaban el agua con rabia opuesta a la paz que se respiraba en el lugar. Después me enteraría que era para que los peces se espantaran y fueran directo a la red que tenían ubicada a unos metros enfrente del precario bote.
Los pescadores reman con los pies; lo mueven como una hélice es muy impresionante
Un pescador golpea el agua para asustar a los peces y que vayan directo a la red
El lago es distinto al lago Nahuel Huapi, ese bellísimo espectáculo que se puede ver en Bariloche, esa belleza natural, pura, que casi enloquece a los ojos. Este era un lago marrón, parecido a un río, con varios lugares cubiertos de verdes algas, con precarios pero confiables puentes de madera y bamboo. Yo me esperaba un paraíso terrenal. Me esperaba un lugar que fuera "one in a million". Pero no. Era un lugar bonito pero corriente. Lo maravilloso del lugar residía en la idiosincrasia de los pueblerinos, en la gente que lo adorna: las mujeres cargando pesadas cargas en sus cabezas, los pescadores, los niños diciendo "hello" al ritmo de las manos moviéndose arriba y abajo, con una sonrisa sin maldad, con ojos juguetones, con el deseo solo de divertirse, de correr asustados cuando uno se les acerca con los brazos abiertos como si fuera un fantasma que los quiere atrapar.
"Dejen que los niños vengan a mi..." Mateo 19, 14
Es algo universal, los niños son puros; "dejen que los niños vengan a mi" dijo Jesús, "el reino de los cielos es para quien es como ellos". No es difícil de entender el motivo (esa inocencia inherente al niño es la clave), lo difícil es entender porque cuando crecemos nos convertimos, nos corrompemos y esos ojos sin maldad se transforman en ojos críticos, en miradas de envidia y odio y ese anhelo de conocer al otro se convierte en discriminación, en marginación, en pura mierda.El hostel donde llegamos llamado Queen Inn, un bello lugar con bungalows, no tenia lugar así que me fui con unos alemanes (Denis y Valentín) a Gipsy guesthouse. En ambos lugares nos trataron como si fuéramos los reyes del reino unido. Los alemanes, sin palabras, grandiosas personas; por ejemplo, entre ellos hablaban en ingles para que yo entendiera, característica valorable ya que muchas veces cuando uno viaja con dos amigos del mismo país entre ellos hablan en su idioma quedándose uno en el medio mirándose las uñas (que inevitablemente estarán sucias).. Lastima que ellos volvían a Yangon y mi próxima parada era Mandalay, porque hubiera sido ideal seguir con ellos. Especialmente con uno, Denis, formamos gran camaderia ya que el otro, Valentín, estuvo enfermo casi los dos días por la insolación que el treking lo regaló. Con Denis tuvimos gran calidad de conversaciones, el estaba interesado en lo que le pudiera contar sobre Argentina, del Che, Maradona, escuchaba con interés a que me dedicaba, charlamos sobre fe con verdadero respeto, comparamos la iglesia en Argentina y la iglesia en Alemania y pasando por diversos temas que uno no tocaría con una persona con la cual no se sintiera cómodo. En fin, un fenómeno al cual espero un día recibir en Argentina con una buena y fría Quilmes y un sabroso asado.
Inle Lake es un lugar turístico donde todo quien viene a Myanmar va y es distinto a los demás lugares donde estuve de este precioso país; sin ser exagerado, ni molesto, ni abrumador hay varias personas ofreciendo viajes en bote. Una vez que uno los escucha, te regalan una sonrisa y se van sabiendo que hicieron su parte y luego estará en uno tomar esa oferta o no. Acá nadie parece aumentar los precios descabelladamente, cobran todos prácticamente lo mismo. Eso me gustó pero me pregunté que pasaría si el turismo en Myanmar crece a niveles obscenos como en Tailandia. Ojalá que jamás pierdan la simpleza, humildad y sencillez que tanto me esta rompiendo la cabeza.
Al costado del lago la gente vive y se muestra dispuesta a las fotos de mi curiosa cámara
El pueblo rodeado de lago se puede recorrer en un día fácilmente. Caminamos por la calle principal, saludando, observando algunas pagodas (templos), entrando a un horrible mercado donde las palomas peleaban por un resto de comida y simplemente nos dedicamos a observar (no siempre hay actividades súper para hacer, no?).
Al día siguiente, junto con dos italianos (uno de los cuales, Fabrizio, es tan bueno que daban ganas de abrazarlo como a un Teddy Bear), la holandesa Barbara, la inglesa Roma (bonita? Si y mucho mas por ser súper inteligente y agradable charlar con ella) y Denis, alquilamos unas bicis (por 1000 kiat = 1€) y salimos a pedalear la ruta, que en Inle Lake mas bien seria pedalear una calle de tierra con tramos de pavimento. Si bien el sol parecía querer matarnos, la travesía fue placentera. Paramos en un restaurante al cual solo se puede ir cuando la dueña te pasa a buscar con un bote, donde comimos tan bien que daban ganas de quedarse ahí a vivir y ganar los kilos que perdí en este viaje. Que linda gente, que linda gente, que linda gente la puta madre.
En el medio del lago transportándome hacia un restaurante.
Una comida abundante, un servicio 5 estrellas. Asi es la manera en Myanmar
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Ya se había acabado el tiempo, ya había disfrutado este lugar, al día siguiente me separaría de casi todos los buenos amigos que conocí en el treking y me iría rumbo a Mandalay.
1) al alemán no le des quilmes... le va a parecer agua
ResponderEliminar2) tus comparaciones son geniales, excepto la de superman.
Que locura la foto del hombre remando con el pie. Increíble!
ResponderEliminarSi y lo hacen con gran naturalidad... hubiese estado bueno filmarlos!!
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