Estaba claro, yo estaba muerto y me encontraba en el paraíso.
Una mañana en Ko Rong
Tranquilidad, paz, amor
Quería llorar. Llorar de la alegría porque estaba viendo un espectáculo cuyo adjetivo calificativo no fue inventado aun. Habría que resucitar al español Don Miguel de Cervantes para que inventara una palabra que describiera esta isla. Que describiera lo que mis ojos veían, los sentimientos que mi corazón emitía. Mi cabeza se enfocó en la siguiente pregunta: es posible que esta isla sea mas hermosa que Ko Phi Phi (Tailandia)? Jamás, me grité dolorido como un León herido. Me sentí traicionando al gran amor de mi viaje, Ko Phi Phi. Llegué a la conclusión que Ko Phi Phi es mas bello que Ko Rong pero hermano, amigo, papa, mama, lector, loco, chabon, titan, loco, camarada hubo un lugar que tuvo el honor de ser comparado con Ko Phi Phi. Llegar a esa isla me hizo preguntarme, una y otra y otra vez. Podía ser posible que un lugar fuese tan lindo, tan hermoso, tan sublime, tan, tan... Me hizo alucinar como jamás imaginé.
Me senté en la orilla del mar turquesa. A mi derecha había 1 km de playa desierta. Y a mi izquierda... también. Inhalé el puro aire y cuando exhalé mis músculos sintieron una gran relajación. Mis ojos se entre-cerraron tratando de no perder ni un detalle de esa vista; una sonrisa floreció con naturalidad inusitada. Ya no quería estar sentado, entonces me apoyé en mis codos. Al rato, la relajación me llevó a tal nivel de debilidad que tuve que recostarme. Empecé a sentir cientos de agujas pinchandome por todo el cuerpo como en una sesión de acupuntura.
La vista en el cielo no era menos aprovechable. El celeste cielo, casi de dibujo animado, me abrigaba. El cielo en el horizonte era una semiesfera perfecta, tan es así, que cuesta entender porque alguna vez se pensó en la posibilidad de que la tierra pudiese no ser redonda. Mi mente divagaba, se enfocaba en cada metro cuadrado de tierra o mar y reflexionaba sobre dicho segmento de esa isla. La arena blanca como el azúcar, me masajeaba la espalda, los muslos, los gemelos hasta llegar a la punta de los dedos.
Playa con arena blanca y agua transparente
Después me levanté de ese estado pseudo zombie. Caminé por la playa. La arena se metía juguetona entre mis dedos y el sol me maquillaba de un color tostado. Caminé por la playa. Mas allá de mi estaba yo mismo. Y ese yo, caminaba a dos pasos delante mío. Sonreí al ver mi compañía, sonreí al ver a mis camaradas de España, sonreí al ver la compañía chilena y simplemente continúe sonriendo.El muelle
Estaba enamorado. Estaba fasinado. Era el mismo sentimiento de Lisa cuando se enamoró del bravucón de Nelson. O el de Homero cuando se enamoró de Margo. O cuando Marge se enamoró del tipo del bowling. O como Bart cuando se enamoró de la hija del reverendo Alegría. O el del abuelo Simpson cuando se enamoró de la madre de Marge. O cuando el profesor Skinner (otrora conocido como el rebelde de Armando Barreda) se enamoró de Selma (o de la maestra Krabapel - Krabapel era? Yo siempre le decía la maestra Klavados!). O cuando el señor Burns se enamoró de la mujer policía. O Apu Nahasamapetilon de Manjula. Sea como sea, era algo paralizante.El pueblo
En Ko Rong éramos unas 100 personas en total? 200 quizás? Estaba en la isla de Lost: belleza infinita, poca gente, natural, autóctona, agreste, con luz artificial de 6 a 11, con la paz que Cristo nos dejó, etc, etc.Llegué con los 4 españoles y quedamos atontados por lo veíamos, caímos casi desmayados al ver el complejo de bungalows enfrente al mar. Por 3 dólares per capita dormiríamos en el paraíso.
Vista desde el restaurante de Treehouse Bungalows
Vista de Treehouse Bungalows desde playa
El primer día desterramos toda gota de estrés en una playa vacía, un mar cristalino, una temperatura perfecta, un cielo celestial y una olas cuyo sonido era música para nuestros oídos.El primer dia
Al siguiente día llegaron 3 amigas chilenas que alegrarían aun mas (si fuera posible) nuestra estadía. Le dimos la bienvenida a Daniella (con doble L), Paula y Jose, hermosas las chicas cachai? Hicimos un fallido trekking (el cual fue lento como tortuga cuadriplejica debido a las chilenas que caminaban como vieja con reuma) donde, siguiendo un camino, llegamos a... la nada, fin del camino, c'est fini. Quien hizo ese camino? No se pero seguro que se divirtio a costas nuestras.Fotos con la chilenas
La segunda noche era el año nuevo chino así que en el restaurante en la playa de nuestros bungalows hubo fiesta pluma pluma wei (no tengas miedo). Los camboyanos que festejaban estaban con algunas copas de mas, nosotros mirábamos el espectáculo y la vecina, si la vecina, donde esta la vecina?? Vecina volvé!! Al parecer con solo aire puro la vecina se emborrachó y se puso a bailar entre los sonrientes camboyanos que seguro tenían pensamientos obscenos. Fue lindo festeja con ellos, hubo comida gratis (que ni Gabi ni los otros comieron por temor a enfermar), algunas cerveza gratis (de los camboyanos a las mujeres solamente! Bola de babosos), hubo baile camboyano que es un baile que se hacer con las manos moviendolas de maneras pseudo afeminadas y, estábamos nosotros, contentos. Porque no? Si estábamos en el paraiso.
Año nuevo Chino en Ko Rong y la genial vecina con los camboyanos.
Al dia siguiente sufrimos el reves de las chilenas que se fueron dejandonos el recuerdo de la linda hermandad que deberia haber entre los paises hermanos. Como olvidar los fogones de la noche. Cuando se hubieron apagado cada una de todas las luces de la isla, solo restaba juntar leña y sentarnos alrededor de un fuego que iluminara un poco esa noche estrellada. Entre charlas y sonrisas transcurría el tiempo, un tiempo que alguna vez deseamos que no acabara nunca. Era increíble (y me refiero a que es difícil de creer lo que digo, vos pensaras seguramente que estoy exagerando) que mirando a 360 grados desde el centro de nuestro universo que era el fuego, no se veía nada, la oscuridad absoluta nos abrazaba generando una agradable sensación, dejandonos sedados una vez mas. El mar estaba, pero no se veía, sin embargo, nosotros creíamos sin ver ya que escuchábamos su cantar. Acercarse al mar y patear el agua era un espectáculo a su vez. El plancton fosforescente que resplandecía hacia de esas noches las mas románticas noches. Estábamos en la nada, sin nada mas que la naturaleza. Y eso... nos sentaba bien.Esta es una de las diferencias con el otro paraiso: Ko Phi Phi. Allá jamás podría hacerse algo así, esta demasiado corrompido, demasiado explotado. Se me eriza la piel de pensar un Ko Phi Phi sin turistas como Ko Rong. Si alguien me ofrecía ,antes de esta isla, a ir a una isla desierta no me hubiese llamado la atención. Grave error hubiera cometido.
Ese lugar fue ideado por el mismo tipo que inventó el yoga. Si lo que se busca es diversión y vida nocturna, esa no era la isla. Esa isla era un lugar de metamorfosis, para conectarse con uno mismo y con sus compañeros de viaje o, como estábamos en el paraíso, ángeles. Llegué a la isla en el momento indicado, llegué al lugar perfecto. Venia corriendo descontrolado, con los frenos averiados, la pista mojada, los neumáticos lisos como la cabeza de un calvo... Dos días antes de llegar a Ko Rong, había hablado con mi hermana por teléfono a la cual le conté de la vorágine de mi viaje y me dijo "gabi si te gusta un lugar, quedate".
Si le habré hecho caso a aquella dama. Fui a Ko Rong por una noche pero me quedé 5. Y, aun así, quería seguir allí. Porque te vas del paraíso? era la fácil manera de convencerme de mis camaradas españoles.
Para este entonces, vos que me lees, sabes, con una sonrisa y con un imperceptible y bajo "hijo de puta" murmuras que tengo mas suerte que el ganador del gordo de Navidad... A aquella isla fui acompañando de las mejores personas, no faltaba ni una, ni sobraba nadie, todo estaba en formidable armonía.
La isla no me dejaba ir, no obstante... Yo era como Jhon Locke, tenía una obsesión con esa isla. Me manejaba y tomaba decisiones por mi. Era imposible liberarse.
La ultima noche, MI ultima noche porque los españoles seguían atrapados en la isla, salimos a comer el gran banquete de mi viaje. Pesado a la parrilla con ensalada y arroz. A mi, sin gustarme el pescado, me fascino ese plato. Comimos uno y medio con Carlos. Y de postre? Panqueques con nutella. Por amor al cielo, de solo recordarlo se me cae la baba. Esa comida salió tan solo 5 dólares cada uno. Cuando hicimos la cuenta, notamos que no teníamos plata! En una situación en la vida fuera de la isla esto causaría cierto miedo, duda, intranquilidad. Nosotros simplemente le pedimos a la dueña de pagarle lo que faltaba al día siguiente, a lo cual respondió "no problem". Para colmo con una sonrisa lo dijo. Así se vive una vida sana y saludable.
La despedida con mis, ya queridísimos, españoles se asemejó a una despedida en un programa de supervivencia donde el que se tiene que ir de la isla, coje sus cosas, camina hacia la salida y vuelve a mirar hacia atrás por ultima vez a los desgarrados amigos que lo miran con tristeza y que, con sus ultimas fuerzas producto del dolor, solo levantan la mano en señal de "te voy a extrañar hermano".
Yo solo puedo decir "Yo también". Definitivamente.
Puro, Platonico, Perfecto
Entre todos (españoles y chilenos) armamos el titulo de este post, que procedo a explicar.
Ko Rong es...
Puro porque es un lugar no explotado, casi en su estado virgen. Eso lo hace Platónico porque no se consigue en otro lado. Las dos características lo transforman en Perfecto.
Las 3P conforman la cuarta P en este Paraíso.
Y la 5ta P la digo gritando, mirando al cielo abriendo los brazos como queriendo abrazar todo el cielo de una, sonriendo y, por ultimo, cayendo de rodillas al compás de la frase "Puta que vale la pena estar vivo!!"
Sos un poeta Gabo!!! un Gabo Marquez de viaje por Asia...
ResponderEliminarHermoso el lugar nene!
no sabes la envidia (sana) q te tengo!!!!
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