Al llegar nos mostraron un video y luego fuimos a lo interesante. Nos paramos al lado de un árbol y el guía nos iba explicando. De repente moviendo unas hojas secas en el piso se vislumbró una pequeñísima puerta la cual fue abierta por un tipo vestido de militar que luego se metió en ese diminuto cuarto. Cuando hablo de diminuto me refiero a ínfimo, o sea yo creí que yo mismo no entraba. Luego intenté y vi que pude; al cerrar la puerta encina de mi cabeza sentí un encierro del cual me quise escapar inmediatamente. Es tenebroso pensar que esa era un escondite y única salida para no caer en la garras del diablo.
En el primer tunel
Luego nos mostraron las trampas que los vietnamitas utilizaban para atrapar o matar soldados estadounidenses. Muy sádicos por un lado e increíblemente rústicos por el otro. Me pareció no obstante eficiente y me pregunté si mas de un vietnamita habrá caído en su propia trampa. Muchas de estas trampas incluían un falso suelo que al pisarlo se mueve y entonces uno caería en filosos pinches de hierro. Estos pinches en la punta tienen una especie de anzuelo que te agarra la carne y sacartelo significa arrancarte toda la carne. También armaban bombas caseras según pude ver y naturalmente que tenían ciertas armas.
Trampa Vietnamita: un falso piso con pinches
Después fuimos a un campo de tiro y el que quería podía pagar unas balas (mínimo 10) y disparar, pero estaba lejos de mi presupuesto así que no tiré. El ruido en ese lugar era ensordecedor e irritante. Festejé cuando nos fuimos a lo que seria el ultimo paso del tour. Había unos túneles de 100 metros, pequeños, oscuros y sin aire. Nos invitaron a caminar por ellos. Que experiencia con múltiples sentimientos encontrados tuve.
Entrando al tunel a punto de tener una experiencia inolvidable
No se veía la siguiente salida, no se veía mas allá de 1 metro enfrente mío. No se veía, ni se vislumbraba una luz que me guiase, una luz que traiga tranquilidad a mis entorpecidas neuronas que enviaban señales de alerta a todo el cuerpo. Adelante mío había gente que se sacaba fotos. Yo ya sentía una lejana pero existente probabilidad de desmayarme. Era mas el miedo a la real posibilidad. Que calor, pensé. Donde esta el aire, me pregunté. Estos vietnamitas están locos, como nos van a mandar a un túnel de estas características, me quejé. Quiero salir, imploré. Quien me mando a seguir en este túnel, me consulté. Vamos dejense de joder con las fotos, grité. Miré por sobre mi hombro. No habia posibilidad de volver hacia atrás puesto que detrás mío venia una manada de otras personas. Nos habremos equivocado? era mi constante duda. Esa pregunta se asomaba todo el tiempo como un roedor que intenta salir de su escondite a buscar un poco de quedo cheddar olvidado en la mesa del living. Cada vez sonaba con mas fuerza en mi cabeza, producto de la incertidumbre. Saber que éramos muchos en esa "equivocación" no me consoló.
Caminando, atrapado, desesperado, desesperanzado...
Al salir me dolían las rodillas, los cuadriceps los tenía agotados y una plegaria se elevó al cielo en franco agradecimiento por haber salido de ese camino de topos. Los topos abajo, los humanos arriba (a menos que seas Juan topo mitad humano mitad topo). Según averigüe solo hice 40 metros de túnel aunque, honestamente, me parecieron mas.
Pensé en los verdaderos túneles. Había uno en dicho predio de 6 km entre la entrada y la salida. Me enloquece pensar estar en el medio de dos salidas a 3 km de distancia. Si bien los túneles tenían respiraderos, apuesto a que no entraba demasiado oxigeno allí. Volví a tener un fuerte sentimiento de odio hacia la guerra y mucha empatía hacia los vietnamitas. Es difícil entender la amabilidad de estos luego de haber sufrido semejantes barbaridades en su historia.
Ese fue el fin del tour que una vez mas me enseñó (y por eso lo quiero compartir con vos) que el humano puede ser tan cruel como jamás imaginamos y que nosotros tenemos que ser parte de esa contra-maldad. Si somos muchos, es posible.
Un amigo me dijo:
"Cuando te vayas de un lugar, caminá con paso seguro volvé tu cabeza sobre el hombro una sola vez dándote la cuota de tristeza, orgullo y agradecimiento a Dios por haber estado ahí...". Vietnam se merece esta frase. A Vietnam verdaderamente lo voy a extrañar.
Próximo sello en mi pasaporte: Phnom pen, Camboya.
Buen relato Gabo!!
ResponderEliminarQue se siente ir oliéndole el culo al de adelante todo el tiempo? jeje
Che, volvés? acordate que se casa alguien de tu familia...
Jaja con la falta de aire No me interesaba nada mas que salir... Igual ojo, si bien falta el aire se puede hacer no es que soy un genio de la vida que hizo algo atípico
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