viernes, 13 de mayo de 2011

Jodhpur (India) - El fuerte de la ciudad azul


No entiendo como la gente sabe en que estación de tren bajarse. Cogí el tren de las 20.15 desde Agra a Jodhpur. Una persona me dijo que llegaría a las 7 de la mañana, otra a las 8, entonces yo, astuto y haragán, me puse el despertador 6.55 suponiendo que llegaría a horario. Me desperté unos 15 minutos antes de las 7 y por casualidad pregunté cuando llegaríamos a Jodhpur. Cuando me dijeron "es la siguiente estación", me apuré para guardar la bolsa de dormir y despabilarme: si no fuese por esa pregunta hubiera seguido de largo. El tren llegó con dos minutos de anticipación! Estaba confundido con la diferencia entre la manera correcta en la cual estaban trabajando los trenes y la manera en la que me habían anticipado. Me pasaré de largo en este viaje? me pregunté con una sonrisa. Mas me vale que no!
Jodhpur y el imponente fuerte Mehrangarh
Salí de la estación y caminé hacia un hotel cercano recomendado por la Lonely Planet. Luego de esquivar a no menos de una docena de desesperados indios que me ofrecían llevarme, me negué a la oferta ya que mi hotel quedaba a una cuadra de la estación. Sin embargo, acompañando mi caminar iba un Rickshaw que me seguía cual pervertido sexual guiñándome el ojo e invitándome a subir. No quiero que me lleves! es una cuadra, le decía aunque el indio no me quería entender. Llegar a un hotel y que te digan que esta completo, desmoraliza un tanto así que maldije mi suerte. Me recomendaron otro, acepté medio en desconfianza pero cuando llamé por teléfono y tenia habitaciones libres me relajé. El hotel se llamaba shivam paying guesthouse. Salí del hotel en dirección al Shivam y tomé un rickshaw que me acepto llevarme por 10 rupias. El viaje fue tumultuoso, el conductor que me llevó se metía de forma bruta por callejuelas sucias y estrechas esquivando charcos. Era temprano así que comenzaba a despabilarse la vida en Jodhpur. Cuando llegué al hotel, no me olía nada bien. Tuve una sensación que no me gustó. Salió el recepcionista del hotel y le inquirí con brusquedad "como se llama este lugar, como se llama?". El tipo recién levantado estaba mareado, saqué mi guía con ira y dije "este no es el lugar que pedí venir, este no es". Recordaba que mi lugar era Shivam algo y ese lugar era Ganesha algo. El conductor se hacia el sonzo (momento tipico en el cual los indios dejan de hablar ingles...); el recepcionista, por su parte, quiso rebalsar mi vaso de paciencia diciéndome con aparente dolor por mi: "Uy ese hotel esta lleno". Las palomas volaron del lugar, mis pelos se pararon y mas que pelos eran alambres de púa, mis ojos de tornaron del mismo color que los ojos de un toro enojado, mis músculos se tensaron al borde del quiebre y mi voz... Mi voz se alzó en defensa de la verdad. Gritando casi yéndome a las piñas, con una fortaleza que no me podría parar ni Mario Barakus le dije que no me mintiera, que me estaban esperando, que había hablado por teléfono. El tipo, o me pareció a mi o puso cara de perro asustado una noche de navidad con récord de fuegos artificiales y le dijo al conductor que me llevara al correcto hotel. Antes de irme me rogó que viera sus habitaciones. "Ni pienso" le dije con la peor cara imaginada. "No me gusta tu actitud". El conductor, luego, me llevó al correcto hotel donde me estaban esperando. Le tiré un billete de 10 Rupias y sin saludar me fui. En el hotel me explicaron lo que yo ya sabia "hay hoteles donde les dan una comisión a los conductores por cada turista que llevan, nosotros nos negamos a pagarla". Ay mijito, cuídense porque a mi ahora no me caga nadie eh!
Mas tarde pensaría en mi actitud: me enfrenté a dos indios, grité y hasta me podría haber peleado. Quien habría ganado? Nadie... La violencia no soluciona nada.
Luego de llegar, ver mi amplia habitación con cama de dos plazas y baño privado por unos 5 dolares la noche me fui a desayunar al techo del hotel con una gloriosa vista. En frente mio se alzó un fuerte inmenso, color rojizo que no esperaba ver. Es interesante viajar sin saber exactamente que hay en cada lugar hacia donde vas, de ese modo uno se sorprende y maravilla mas por lo que sus ojos ven. Recuerdo haber exclamado un ruidoso Wow cuando vi ese paredón de 22 metros de altura allá a lo lejos. Ese fuerte es donde iría mas tarde. Se llamaba Mehrangarh Fort.

Desayunando en el restaurante en el techo de shivam paying guesthouse

La entrada al fuerte sale 300 rupias (o 250 con la tarjeta del estudiante que me sirvió menos que hielo en el polo sur). Con la entrada te dan un audio-guide lo cual es sumamente importante para entender lo que estas viendo. Ojala pudiera replicar las cosas que escuché, que incluyen historia, información y anécdotas, pero es difícil con la cantidad de información que me dieron. Son 33 estaciones y en cada una de ellas hay una explicación o una anécdota que mas de una vez me robó una carcajada. Sumamente interesante. Acá algunas fotos:




El inmenso fuerte fue construido durante el reinado de Rao Jodha, un jefe Rajput del clan Rathore, a partir 1459 y se encuentra a 122 metros por sobre la ciudad.


Jodhpur esta situado en el desierto de Thar. El fuerte fue construido, naturalmente, para defenderse de los ataques de los enemigos.



Adentro del Mehrangarh. El fuerte devenido a museo mantiene viva la cultura del clan Rathore.  Hay colecciones de palanquines, instrumentos de música, muebles, pinturas y habitaciones ambientadas como se utilizaban entonces, habitaciones con el armamento (espadas, en general, ya que, al principio, se mostraban reacios al uso de la pólvora.).



La pereza del rey: un Houdah se pone en el lomo de un elefante para transportarse en la guerra. En la parte de adelante iba el rey (o un miembro de la realeza) y atrás el guardaespaldas. Al ser también un símbolo de riqueza, generalmente, se decoraba con joyas y oro.



Vista desde el fuerte Mehrangarh a la ciudad azul. El fuerte Mehrangarh  es uno de los fuertes mas grandes de la India.



La ciudad azul. Se dice que el color sirve para ahuyentar el calor y los mosquitos


Un modelo viviente que simula un fumador de opio. 
Jodhpur a sus comienzos se benefició del comercio
de opio, cobre, seda, sandalias y café
Luego de salir del fuerte apache me senté a contemplar la ciudad azul; aun estaba a 122 metros por sobre la ciudad así que la vista era poco mas que fantástica. La ciudad era azul porque hay gran cantidad de viviendas de ese color, ese color que incluso "ahuyenta a los mosquitos" según me explicarían mas tarde. Estaba sentado plácidamente, lo mas campante, cuando un taxista me empezó a mirar. No me molestó, la curiosidad de esta gente es, incluso, divertida. Lo extraño es que no solo me miraba sino que también se reía de mi. En un momento me toqué la nariz por si tenia un moco a la vista, quizás eso le causaba gracia a aquel. Se me acercó e intentamos entablar una imposible conversación. Al frustrar los intentos, saqué mi guía y le mostré las imágenes de los distintos lugares en India. La mayoría de ellos el gentil indio los reconocía inmediatamente. Espero que el pulgar hacia arriba signifique algo bueno en India, caso contrario, le habré dicho obscenidades de este gran país. El rickshaw de ida hasta el fuerte me había salido 40 rupias y a la vuelta yo, sabio como serpiente, saqué 30 y dije "no more, trust me". Al cabo de un rato y de paciencia a esperar su reacción, volví a triunfar: me llevó por ese valor. Claro, pensé, tengo tiempo, porque no esperar a ver su reacción? Acá todos cobran extra, con paciencia uno puede pagar lo que corresponde.
El hotel Shivam queda cerca de la torre de reloj (clock tower, semejante a la que hay en Retiro), ese lugar y alrededores es magnifico: se llama Sardar Market. Centenares de puestos callejeros que venden desde ropa hasta especias, pasando por frutas, verduras, zapatos y juguetes. Uno camina por esos lugares oliendo la (quizás verdadera?) India. Olores de distinto tipo, algunos picantes, otros relajantes, otros de sabor agradable pero, la mayoría de ellos, totalmente desconocidos. Impresiona ver la cantidad de vacas en la calle y como conviven con la gente (que parece ignorarlas completamente), conviven con un trafico alocado, conviven con centenares de bocinazos y, simplemente, conviven como un actor mas de este confuso escenario. Es extremadamente divertido cuando una vaca se relaja en el medio de la calle y los autos le tocan bocina para que se mueva.

Unos niños después de la escuela
Recorriendo por Sardar Market con los ojos fascinados mirando hacia todas las direcciones, me encontré con unos niños con uniforme caminando. Que buena foto, pensé de inmediato. Les quise sacar una, pero los niños querían mas así que terminé sacando 47 y escuchando las risas de ellos cuando se veían a si mismos. No me salió gratis la movida, esos infantes me chafaron, mejor dicho les regalé, las papas fritas que tenia en el bolsillo. Mama mía, con que gusto las devoraban!
Seguí mi entusiasmado caminar y me senté al lado de unos vendedores de zapatos en la calle. Como disfruta la gente cuando uno se convierte en uno mas de ellos. Como diría el Chavo, abrieron los ojos de huevo tibio cuando me senté a su lado y me charlaban al mismo tiempo que me ofrecían cigarros, te y todo lo que pudieran. Cuando vieron mi cámara me pidieron una foto. Que situación mas tierna, se abrazaban con alegría y al ver la foto sonreían como los niños de hacia un rato. Luego, querían una foto conmigo. Que divertido, pensaba, estaba atontado. Estaba disfrutando mucho de mi momentánea popularidad. Al levantar la vista había no menos de una decena de indios mirando mi interacción con los zapateros. Cada uno de ellos con una sonrisa curiosa. Luego, porque no termina acá, me pidieron si las podía imprimir para ellos! Pero por mas que quisiera, me resultó imposible hacerlo, no habia lugar disponible para lograrlo. Por ultimo... Me dio su ilegible dirección para que se las mande; fue raro ver que pidió ayuda para escribir su nombre. En fin, veremos si puedo enviarles una foto...

Mis amigos, los zapateros
Para ese entonces ya me sentía en confianza con la gente así que me acerqué a un joven que vendía verduras, chile y otras cosas y le pregunté si hablaba ingles. Al decirme que no me mandó con su hermano, un simpático musulmán que intentó convencerme que Jesús no era Dios, sino un grandioso y fortísimo profeta. Luego, leímos juntos el capítulo del sagrado Corán dedicado a la santísima virgen Maria. Muy bueno aunque no pude entender todo ya que estaba escrito en un ingles mas antiguo y difícil de comprender. Mas allá del mensaje que leíamos en el libro sagrado del islam, ese intercambio movió mi corazón: es precisamente ese compartir respetuoso al que estamos llamados como personas, cualquiera sea nuestra religión; afortunadamente hay mucha gente (y cada vez mas) que lo comprende así. Al dejarme para ir a rezar, su amigo descargó sus pensamientos conmigo como no podía hacerlo con su camarada diciéndome que no creía en las religiones (a pesar de ser hinduista!) y que si queres encontrar a Dios búscalo acá, en el corazón. Dijo golpeándose suavemente su pecho. Desde mi punto de vista, muy cierto lo segundo que dijo pero confirmé la frase: "cada loco con su tema"!

La entrada de Sardar Market. Centenares de puestos callejeros como en todo India.

La mujeres con sus vestidos... 

... y el típico paisaje colorido de la India en Sardar Market.

Un coiffeur afeitando a un cliente en la calle.

Una imagen tan fascinante como recurrente. Las vacas en las calles.

Un hombre fumando una pipa enorme.

Un vendedor callejero de Te.

Esa área de la torre es para estudiarla y dedicarle horas al exótico comportamiento de esta gente que, salvando las excepciones que a menudo te cuento, son muy atentos y cordiales.
Jodhpur me sorprendió en todos los aspectos: a nivel historia, a nivel gente que me trató hermosamente, a nivel ciudad que sobrevive en medio de un desierto y, también, a nivel religioso. A la tarde-noche se escuchan tambores y cánticos a lo lejos que dan sinceras ganas de dejar todo y caminar seducido por ese mágico sonido. Jodhpur es un lugar para visitar, definitivamente.

Mas tarde ese día, enloquecí y escribí esto:
No puedo creer lo que estoy viviendo. Esto se asemeja al segundo gol del Diego a los ingleses o, aun mas significativo para mi, al gol de Palermo a River en la semifinal de la Libertadores cuando entró luego de 6 meses de inactividad. No se si es porque esto es fascinante o si es porque se que me quedan pocos días de viaje. Sea como sea, a exprimir esta corta experiencia en el lugar donde todo parece estar patas para arriba.


Debatiendo conmigo mismo si debería agregar o no dicho fragmento al relato decidí que lo correcto era hacerlo. Nada es mas puro y sincero que algo que nos sale del corazón en un momento dado. Quizás uno podría sonrojarse y querer evitar que ciertos sentimientos salgan a la luz por temor al que dirán, pero nada debería avergonzarnos cuando lo que se expresa es un latido del corazón. Es como un tatuaje en la piel, esos sentimientos quedan en un cofre para tener vida eterna en nuestra mente.

Una de las imagenes mas lindas que me llevo de Jodhpur. La torre de reloj a la noche.

Próximo y ultimo destino en este loco deseo, Pushkar. 

1 comentario:

  1. Otro genial capítulo de tan linda historia Gabo.
    Gracias por compartir...

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