Penang (Malasia) - Lejos del ruido...

Llegue a Penang desde Kuala Lumpur en un tren con el boleto mas barato que encontré, el resultado: dormí bastante mal, en ningún momento se dignaron a apagar las luces, las butacas eran mas duras que la realidad y cuando me levante a media madrugada vi una cucaracha. Poco me importaba si hubiera habido una invasión de estos bichos total yo hubiera seguido durmiendo igual. Llegue a las 6 de la mañana a Butterworth, tome el ferry a Penang que es una isla cuyo centro se llama Georgetown. Una vez ahi me tuve que enfrentar con mi desafío de cada día: el alemán Tobi, me habia conseguido un host amigo, llamado Michel, que me iba a dar albergue. El problema es que vivía lejos (en el turístico y caro Batu Ferringi repleto de hoteles de categoría que dan al mar). Yo, con el cansancio que tenía, deseaba mas bien convertirme en botella de plástico y mandarme a reciclar que ir a caretearla con Michel y los otros guests que tenía en su casa!

La suerte me acompaña no obstante! Llegue a la linda casa de Michel, un francés en pareja con un joven de Filipinas llamado Young.

Vista desde la casa de Michel

Si bien mi idea era ir directo a la cama, cuando los demás hosts, las yankees-australianas Sylvana y Megan y el francés Pierre, me invitaron a recorrer Penang con ellos, no me pude negar! Caminamos ese día no menos de 10 km bajo un sol abrasante en una carretera tipo Caracol con decenas de miles de arboles alrededor que le regalaban un poco de oxigeno a nuestro contaminado planeta. Penang, precisamente Batu ferringi, era el lugar, por fin lejos del escándalo de la ciudad!

Caímos en un lugar de frutas tropicales (Tropical Fruit farm) donde tomamos un merecido licuado para recargarnos.

Tropical Fruit Farm con las yankees y el frances

Después partimos a las cascadas. No tan lindas como las que fui en KL pero la situación fue divertida: al francés Pierre le agarro el complejo de Adan y, a diferencia de este ultimo, sin suquiera un taparrabos se tiro a la cascada!

Cascada

Mientras que las yankees y yo observababamos con gracia la situación un grupo de 4/5 jóvenes malayos observaban con sorpresa. De la misma manera que nosotros fotografiamos sus playas por exóticas y bellas, ellos fotografiarían nuestras locuras por descabelladas e inesperadas.

Al día siguiente las piernas pidieron cambio, estaban mas cansadas que el Diego en su tercera vuelta a Boca! Así que me dedique a sacar mi pasaje en ferry a la paradisiaca Isla de Langkawi (por 60 RM), despedirme del viajero Pierre y volcarme al lujo de las instalaciones de uno de los hoteles 5 estrellas que había cerca de mi hospedaje: ser blanco tiene sus ventajas, caminaba por los pasillos del hotel como cualquier huésped millonario de vacaciones (salvo por unos 500 RM o 160u$d de diferencia entre su costoso hotel y mi gratuito hospedaje...)

El millonario del hotel

Próxima estación Langkawi.