Ostional representa fielmente esas bizarras situaciones que ocurren en un viaje.
Lo recordaré siempre como el lugar donde me hospedé en el mejor hotel del mundo: el hotel de las MIL ESTRELLAS.
Te pregunto ahora (y disculpa mi indiscreción): que harías si una tana con la cual cruzaste dos palabras hacía algunas horas se te acerca apurada y te dice "junta todo que nos vamos a la playa"? Quizás preguntarías mas información al respecto, como ser, que playa, cuando volvemos, que llevo? Cosas lógicas, no?.
Serias un pavote, como diría mi abuela al tiempo que nerviosa me recordaría el dato no menor de que la tana "estaba apurada"; así que no había tiempo para preguntas.
Era, lanzarse a la aventura, adentrarse en lo desconocido o, como rezaba el tatuaje de una gran amiga, "dejarse fluir" o controlar todo, saber exactamente con detalle mi itinerario y demás yerbas.
Ya me conoces, me lance al mundo hoy. Mañana sería otro día.
Además no nos hagamos problema; la respuesta era fácil: si o no.
Era, lanzarse a la aventura, adentrarse en lo desconocido o, como rezaba el tatuaje de una gran amiga, "dejarse fluir" o controlar todo, saber exactamente con detalle mi itinerario y demás yerbas.
Ya me conoces, me lance al mundo hoy. Mañana sería otro día.
Además no nos hagamos problema; la respuesta era fácil: si o no.
Cogí unas pocas cosas en mi mochila y la seguí como quien sigue a un líder espiritual. Allí en la parada de bus estaban los otros dos ganadores del ticket a lo desconocido, el asturiano Senen y el vasco Iosu (nombres que recién aprendí cuando me fueron a despedir a mi salida de San Juan).
Ni idea que estaba pasando.
Solo sabia que estaba yendo a un lugar del cual no recordaba el nombre.
Aunque hoy quedará en mi recuerdo, Ostional.
Ni idea que estaba pasando.
Solo sabia que estaba yendo a un lugar del cual no recordaba el nombre.
Aunque hoy quedará en mi recuerdo, Ostional.
El bus, que era un camión escolar, iba atestado de gente, parecíamos un grupo de locos que iban a ser encerrados al manicomio. El calor del sol, los paisajes bien rurales, las casas simples y humildes, las ocasionales sonrisas de los niños y mi completo desconocimiento de hacia adonde nos dirigíamos generó que disfrutara el viaje. Las calles rurales con sus huecos, lomas de tierra y sus marcas de neumáticos dibujadas desde hace quien sabe cuanto, ciertamente, no son ideales para buses del tamaño como en el que viajábamos y por tanto, dos veces nos tuvimos que bajar... o morir. No todos, solo algunos. Los mas asustadizos quizás. La primera vez que doblamos hacia una calle de tierra aun mas esbelta que la que veníamos el conductor frenó y tras pensar unos segundos pegó el grito para que algunos se bajaran. Como yo estaba en el fondo bajé por bajar junto con algunas decenas mujeres y niños. Otras tantas personas quedaron adentro.
El bus comenzó lentamente a doblar hacia su izquierda cuando de repente lo vi o mejor dicho, lo temí. Había tenido una premonición y mi cámara estaba filmando. En un instante que se hizo interminable, las ruedas delanteras y traseras del costado derecho de aquel bus escolar quedaron en el aire, como cumpliendo el sueño de volar. Quedé sin aire, los ojos abiertos que no se animaban a pestañar y con el corazón que, por instantes, eligió no trabajar; el silencio de todos los presentes era fúnebre y el bus en dos ruedas mantenía toda nuestra atención.
La tana!! gritó la única neurona que no se quedo perpleja.
La tana!! gritó la única neurona que no se quedo perpleja.
Los segundos pasaban, pero no se cuantos fueron. Pudieron haber sido 2 o 3, o quizás 10, o una hora. Todo lo que veían mis ojos era en lo único que me podía concentrar. El bus estaba a punto de volcar y adentro había varias decenas de personas entre mujeres, niños, la tana, el asturiano y el vasco.
Lentamente, violando las leyes de la física que tanto estudie, y como empujado por ángeles de Dios, el camión comenzó a enderezarse y las ruedas del costado derecho dejaron de cumplir su sueño. Ahora tocaban el piso.Y el camión era un camión normal, con todas las ruedas acelerando sobre la tierra seca de una calle rural.
Un viaje mas, una historia mas.
La playa
Los cuatro llegamos a Ostional sin expectativa pero confiados. Caminamos por las piedras bordeando el mar durante 2 horas pasando por grandiosos paisajes, bajo el calido sol centroamericano, hasta que escogimos quedarnos en una tranquila playa de piedras con una buena vista. La tarde era calurosa y amena. La noche seria otra historia.
Caminando empezamos por conocernos. Hasta ese momento poco habíamos hablado pues en el colectivo que nos llevó estábamos todos separados. Además es incómodo hablar con alguien del cual no recordas el nombre a 5 minutos de haber sido presentados.
El pueblo de Pescadores. Luego tuvimos compañía. Por primera vez en muchas horas vimos gente en esa playa. En este caso no eran turistas o familias que querían descansar con sus hijos revoloteando, gritando y peleándose entre ellos. Eran pescadores que, con redes y lanzas, snorkel y patas de rana, salían a trabajar. Ciertamente habrá sido un día para el recuerdo para ellos también pues, no acostumbrados a ver turistas, se quedaron con nosotros charlando y contándonos un poco de sus vidas y preguntando sobre las nuestras.
Ante la pregunta que podría llegar a surgir, la respuesta es NO. En ningún momento temimos a pesar de que enfrente nuestro teníamos hábiles hombres altamente armados con afiladas lanzas. Había mucha buena vibra en el aire. En ese momento, simplemente, se sabe.
La pobreza esta lejos de estar relacionada con la violencia.
Ellos parecían tan contentos de vernos como nosotros a ellos.
Por supuesto que la tana se robo todas las miradas... incluso las nuestras.
Ostional, una playa perdida en la hermosa Nicaragua.
Caminamos bordeando el mar durante unas horas disfrutando del cantar de las olas.
A las desiertas playas de Ostional se llega desde San Juan del Sur a tan solo 40 minutos.
El pueblo El Ostional es un pueblo tranquilo y popular.
El pueblo El Ostional es un pueblo tranquilo y popular.
Es un pueblo ganadero, agricultor y pescador que se levanta con el cantar de los gallos.,
Ostional no está pensado para turismo pero se consiguen algunos alojamientos familiares.
Caminando empezamos por conocernos. Hasta ese momento poco habíamos hablado pues en el colectivo que nos llevó estábamos todos separados. Además es incómodo hablar con alguien del cual no recordas el nombre a 5 minutos de haber sido presentados.
Senen, el asturiano, parecía Jhon Locke de Lost, pues su aspecto de pelo largo, barba crecida y su gran machete a su costado, le daba aires de saber moverse en ambientes hostiles.
Iosu era la imagen perfecta del vasco: amable pero duro, voz ronca como Pepe Muleiro y si bien era una persona muy abierta de pensamientos tenia un estilo terco; yo diría, que es un hombre convencido de sus opiniones. Es soldador de oficio, ama a su país pero España poco le interesa. El es con España lo que es para mi... que se yo, Luxemburgo.
La tana.. era tana. No podía esperarse menos que una mujer inteligente, linda y divertida. Lamentablemente poco pude disfrutar de su sensual idioma pues su español era perfecto y en ese idioma se comunicaba.
Por ultimo me encontraba yo. Un sencillo viajero con ganas de aprender. Frente a mi tenía a mi ascendencia. Frente a mi tenia a la razón del yo. Abuelos y tíos, primos, hermanos. Ellos y yo eramos iguales aunque distintos. Eramos iguales con algunas ligeras diferencias en el idioma.
Y así se llevó el grupo. Con magia. Cariño. Alegría.
Encontramos la playa y decidimos quedarnos. Bajo un árbol Senen, Iosu y Elena pusieron sus hamacas.
Ojalá dijera que era mi hamaca pero no. El piso de piedras sería mi colchón.
La tana esta contenta y Senen y Iosu se relajan.
En el atardecer uno no podía hacer menos que reflexionar sobre lo que estaba pasando. Aquella mañana me encontraba sentado solo pensando con cierta pereza en que hacer y al atardecer me encontraba en una playa virgen de Nicaragua con tres locos que recién conocía. Si eso no me sorprendía y alegraba entonces era un mal síntoma. Por suerte, pude darme cuenta de cuan grandiosa la situación era.
Iosu y yo presentando nuestras hermosas siluetas.
Un atardecer panorámico.
La bella puesta del sol en Ostional.
Sabor a libertad en Ostional, Nicaragua.
La noche estuvo llena de charlas, experiencias y anécdotas. El clima se fue poniendo mas frió pero un fuego ardía constantemente a nuestro lado. Aprendí mucho de esa triste historia de España, con el Generalísimo a la cabeza, y del sufrimiento del país vasco. Conocí mas en profundidad la realidad de España y el por que de tantas ansias de independentismo. Me contaron mucho de Galicia, lugar que me interesa porque es de donde mis abuelos y madre son. Hablemos de drogas, el efecto de la despenalización y un sinfín de temas mas . Mientras, el hotel abría su techo y cada vez se veían mas y mas estrellas.
Una noche, un fogon y el humo de la verdad.
La noche, también, fue fría. A toda hora abría mis ojos y tapado con una toalla salía valientemente al pequeño bosque de detrás para agarrar mas leña. El viento era fresco y la falta de movimiento me mantenía con frío. Los demás, aunque en sus hamacas, también parecían incómodos. A ese hotel le faltaba calefacción.
Así, terminamos todos (menos Senen que había llevado bolsa de dormir), durmiendo al lado del fueguito que era constantemente alimentado por quien se animara a buscar leña.
Al día siguiente Ioisu y su campera estaba baleados por las chispas. Poco le importó y como no teníamos que comer, tomó mi snorkel y salió a divertirse.
Al día siguiente Ioisu y su campera estaba baleados por las chispas. Poco le importó y como no teníamos que comer, tomó mi snorkel y salió a divertirse.
La mañana tan esperada.
Ante la pregunta que podría llegar a surgir, la respuesta es NO. En ningún momento temimos a pesar de que enfrente nuestro teníamos hábiles hombres altamente armados con afiladas lanzas. Había mucha buena vibra en el aire. En ese momento, simplemente, se sabe.
La pobreza esta lejos de estar relacionada con la violencia.
Ellos parecían tan contentos de vernos como nosotros a ellos.
Por supuesto que la tana se robo todas las miradas... incluso las nuestras.
Pescadores con los cuales estuvimos charlando a la mañana. Cuando nosotros nos despertamos, ellos salían a pescar con sus lanzas y snorkel.
Una foto al pasado. Y el hombre que freno para que le saquemos una foto. Típica amabilidad nica!
El Gallo pinto. La tradicional comida del Gallo Pinto es obligatorio en una visita por centroamericana en general, y en Nicaragua, en particular. Se prepara mezclando arroz con frijoles negros o rojos y se frie hasta quedar tostado. A este desayuno le agregamos queso, plátano y pan.
Dicen que los negros la inventaron cuando migraron al caribe centroamericano por falta de comida. Y que su nombre se debe a su "parecido" con el gallo con plumas rojas. Es interesante ver que cada comida viene con su historia.
Una exquisitez para culminar una experiencia que elegí eternizarla en este articulo.
Por ultimo, volvimos a San Juan del Sur.
Que dicho sea de paso, sera mi próximo post!
Gabo eres un peliculero! Un abrazo pelotudo!
ResponderEliminarIncreíble verdad? Soy salvadoreña y hace poco fui a Nicaragua y me pareció un destino increíble, suerte en tu recorrido...
ResponderEliminarLatinoamérica es un destino que también deseo recorrer en un futuro cercano..