viernes, 4 de febrero de 2011

Ho Chi Minh City (Vietnam) - Túneles de guerra

Mi segundo día en Saigon (que para este entonces sabrás que Saigon es el ex nombre de Ho Chi Minh City) fui a los túneles de guerra ya que no había ido en Hue. Una experiencia impresionante. Por 4 dólares me llevaron a los alrededores de Saigon en Cu Chi donde hay una red de 200 km de túneles de guerra subterráneos.

Al llegar nos mostraron un video y luego fuimos a lo interesante. Nos paramos al lado de un árbol y el guía nos iba explicando. De repente moviendo unas hojas secas en el piso se vislumbró una pequeñísima puerta la cual fue abierta por un tipo vestido de militar que luego se metió en ese diminuto cuarto. Cuando hablo de diminuto me refiero a ínfimo, o sea yo creí que yo mismo no entraba. Luego intenté y vi que pude; al cerrar la puerta encina de mi cabeza sentí un encierro del cual me quise escapar inmediatamente. Es tenebroso pensar que esa era un escondite y única salida para no caer en la garras del diablo.





En el primer tunel

Luego nos mostraron las trampas que los vietnamitas utilizaban para atrapar o matar soldados estadounidenses. Muy sádicos por un lado e increíblemente rústicos por el otro. Me pareció no obstante eficiente y me pregunté si mas de un vietnamita habrá caído en su propia trampa. Muchas de estas trampas incluían un falso suelo que al pisarlo se mueve y entonces uno caería en filosos pinches de hierro. Estos pinches en la punta tienen una especie de anzuelo que te agarra la carne y sacartelo significa arrancarte toda la carne. También armaban bombas caseras según pude ver y naturalmente que tenían ciertas armas.

Trampa Vietnamita: un falso piso con pinches

Después fuimos a un campo de tiro y el que quería podía pagar unas balas (mínimo 10) y disparar, pero estaba lejos de mi presupuesto así que no tiré. El ruido en ese lugar era ensordecedor e irritante. Festejé cuando nos fuimos a lo que seria el ultimo paso del tour. Había unos túneles de 100 metros, pequeños, oscuros y sin aire. Nos invitaron a caminar por ellos. Que experiencia con múltiples sentimientos encontrados tuve.

Entrando al tunel a punto de tener una experiencia inolvidable

Entre al túnel bajando unos escalones. Estos eran de cemento bien formados. Cada escalón era un paso menos hacia una oscura entrada, puerta de lo desconocido. Llegué a la puerta, había gente adelante mío y unos pocos detrás. Adentro oiase un eco de palabras que no lograba descifrar. En mi primer paso hacia esa habitación vi que no era chica a pesar de que no podía estar de pie. Me sorprendí cuando vi que ese cuarto cuadrado de 2x2 era simplemente una previa al túnel. La puerta del túnel era un agujero elíptico en la pared de, aproximadamente, la mitad de alto de aquel primer cuarto. En dicha antesala del desconocido túnel había aire, había luz artificial. El techo arriba mío parecía decir "no hay nada que temer". Después de 3 pasos penetré por fin al túnel. El túnel era un poco mas ancho que mis hombros y debía medir medio metro o 75 cm de alto a lo sumo. Me puse en cuclillas, como los vietnamitas de aquel tiempo. En realidad es apoyar los muslos en los gemelos y caminar como dando pequeños brincos. Empecé y los primeros 3 pasos me prometieron que se podía hacer. Quise grabar un video pero la oscuridad que me abrazaba impedía que una grabación fuera de utilidad. El cuarto y quinto paso siguieron. Eran pequeños brincos, mas bien expectantes brincos, me sentía un sapo saltando con cautela. El túnel, si bien pequeño, apuesto a que es mas grande que los originales, pensaba meditabundo. Estos seguramente son túneles hechos para los turistas, me contaba como siendo un autoguia. Sexto y séptimo paso. Seguía escuchando ecos, miraba profundamente y sin perder de vista a la persona que tenía adelante. Ésta no brincaba como sapo, tampoco como canguro. Estaba agachada y su espalda acariciaba el techo redondo. Octavo, noveno y décimo brinco. El túnel cada cierta cantidad de metros, tenia luz artificial. Sentí una tenue traición hacia los verdaderos túneles, no me imaginaba a lo originales con luces. Mi caminar era tranquilo y pausado, tenía muchas personas delante mío. Los brincos prosiguieron, mis rodillas comenzaron a sentirse confundidas por mi posición y mis muslos se calentaban por el atípico esfuerzo. Llegó de repente y sin previo aviso, una salida. Punto de inflexión en mi travesía: podía salir aunque estaba disfrutando de ese encierro o seguir. El oxigeno no me faltaba, el calor no me sofocaba, la sed no me limitaba, el cansancio en mis piernas no me frenaba. Hasta esa salida, que luego me enteraría que estaba 20 metros de la entrada original, los hice con facilidad y disfrute. En lugar de escaparme a la izquierda fui uno de los valientes que doblo a la derecha: mi decisión se hizo fuerte, iba a seguir. A partir de ahí todo fue distinto. La oscuridad se prolongo mas de lo que tenia precalculado. Empezaba a pensar que tomar ese camino habia sido una de las peores decisiones que tomé en mi vida. Empecé a sentir la falta de aire, el calor se elevaba a la velocidad de un formula 1, empecé a dudar con cierto temor si habíamos hecho bien en seguir o no. No hay nada peor que la duda en esa circunstancia. La duda te desespera y la desesperación puede hacer atrocidades en tu cabeza y tu cabeza te maneja por completo.
No se veía la siguiente salida, no se veía mas allá de 1 metro enfrente mío. No se veía, ni se vislumbraba una luz que me guiase, una luz que traiga tranquilidad a mis entorpecidas neuronas que enviaban señales de alerta a todo el cuerpo. Adelante mío había gente que se sacaba fotos. Yo ya sentía una lejana pero existente probabilidad de desmayarme. Era mas el miedo a la real posibilidad. Que calor, pensé. Donde esta el aire, me pregunté. Estos vietnamitas están locos, como nos van a mandar a un túnel de estas características, me quejé. Quiero salir, imploré. Quien me mando a seguir en este túnel, me consulté. Vamos dejense de joder con las fotos, grité. Miré por sobre mi hombro. No habia posibilidad de volver hacia atrás puesto que detrás mío venia una manada de otras personas. Nos habremos equivocado? era mi constante duda. Esa pregunta se asomaba todo el tiempo como un roedor que intenta salir de su escondite a buscar un poco de quedo cheddar olvidado en la mesa del living. Cada vez sonaba con mas fuerza en mi cabeza, producto de la incertidumbre. Saber que éramos muchos en esa "equivocación" no me consoló.

Caminando, atrapado, desesperado, desesperanzado...

Yo solo quería respirar el dulce, suave y, ahora mas apreciado, aire libre. Ya estaba cansado, sin fuerzas. El oxigeno necesario para alimentar mis músculos era escaso. Ya estaba desesperado. De repente vi lo que parecía ser una luz proveniente de un costado de la redonda pared del túnel. Cuando confirmé que era una salida tenía tres posibilidades: seguir caminando hacia la siguiente salida, salir del túnel inmediatamente o llorar de la alegría mientras salía del túnel cantando "Violeta" de Alcides. Si bien elegí la segunda, la tercera era mi verdadero sentimiento. Pensar en la primera opción y seguir por ese infierno bajo tierra me da escalofríos (o como decía el chavo "me da los callos fríos").
Al salir me dolían las rodillas, los cuadriceps los tenía agotados y una plegaria se elevó al cielo en franco agradecimiento por haber salido de ese camino de topos. Los topos abajo, los humanos arriba (a menos que seas Juan topo mitad humano mitad topo). Según averigüe solo hice 40 metros de túnel aunque, honestamente, me parecieron mas.
Pensé en los verdaderos túneles. Había uno en dicho predio de 6 km entre la entrada y la salida. Me enloquece pensar estar en el medio de dos salidas a 3 km de distancia. Si bien los túneles tenían respiraderos, apuesto a que no entraba demasiado oxigeno allí. Volví a tener un fuerte sentimiento de odio hacia la guerra y mucha empatía hacia los vietnamitas. Es difícil entender la amabilidad de estos luego de haber sufrido semejantes barbaridades en su historia.
Ese fue el fin del tour que una vez mas me enseñó (y por eso lo quiero compartir con vos) que el humano puede ser tan cruel como jamás imaginamos y que nosotros tenemos que ser parte de esa contra-maldad. Si somos muchos, es posible.

Un amigo me dijo:
"Cuando te vayas de un lugar, caminá con paso seguro volvé tu cabeza sobre el hombro una sola vez dándote la cuota de tristeza, orgullo y agradecimiento a Dios por haber estado ahí...". Vietnam se merece esta frase. A Vietnam verdaderamente lo voy a extrañar.

Próximo sello en mi pasaporte: Phnom pen, Camboya.

Ho Chi Minh City (Vietnam) - Crónicas de una guerra

(De un corresponsal de guerra) - El dolor que se vive acá es insoportable. Muchos camaradas y yo pensamos en terminar nuestras vidas tras ver día a día este dolor y este odio entre personas. Las tropas estadounidenses atacan a soldados y mujeres, ancianos y niños por igual. La estrategia "Seek & Destroy" en búsqueda de soldados o resistencia vietnamita esta acabando con los pueblos, los arrozales, los animales, esta acabando con todo. "No Mercy" parece ser el slogan del ejercito estadounidense: bombas napalm que acaban con todo generando no solo un genocidio sino también un ecocidio, bombas de fósforo que queman hasta las esperanzas, armas con balas que una vez que alcanzan el objetivo explotan descuartizando el cuerpo, bombardeo masivo en el norte de Vietnam y un masivo spraying de agente Naranja/Dioxin (agent Orange/Dioxin) en el sur de Vietnam destruyen la descendencia de los afectados. El agente naranja genera deformaciones en la segunda y tercera generación de los afectados. Están tratando de aniquilar la descendencia vietnamita. Las compañías químicas de Dioxin saben que sus químicos se utilizan acá en Vietnam y aun así siguen fabricando estos agentes con grandes cantidades de Dioxin. Esta actitud los convierte en cómplices.
Colegios, hospitales e, incluso, iglesias e imágenes de Buda son destruidas. Se están violando todas las leyes de guerra y, aun así, los países no lo denuncian. El suelo y el agua están 100% contaminadas. Veo niños que nacen con distintas malformaciones, niños que no nacen, niños con Hidro encefalicitis, niños con Craniofacial dysostosis, niños quemados, niños sin piernas o brazos o sin ambos, niños con las piernas deformadas. Veo madres destruidas psíquicamente y madres que enfrentan el desafío y posan sonrientes y con cara de amor a sus desafortunados e inocentes hijos.
La ofensiva vietnami es mas rústica aunque eficiente. Lanzas de bambú o hierro escondidas y clavadas en el piso con filosa punta, trampas, que otrora se utilizaran para atrapar animales, y bombas caseras son el precario armamento del país atacado. En Cu Chi hay un sistema de 200 km de túneles subterráneos, en Hue también. Siento claustrofobia, tan solo, al pensar en ellos.
Luego de ver esto mi vida no será la misma, nada será lo mismo te lo puedo asegurar. Tanto odio y desprecio hacia el prójimo enloquece mi pensar, me enloquece, me enloquece, me enloquece, me enloquece...


Niños malformados (producto del agente naranja)

Fui al museo de guerra, el mismo día que llegué a la ciudad de Ho Chi Minh también conocida como Saigon. Esta ciudad cambió de nombre en 1975 en honor al cuasi santificado líder comunista. Si bien existe cierta tendencia propagandista, las fotos que vi en aquel museo no mienten. Lo que vi es difícil de borrar de la mente y aun así siento que hay que convivir con eso y mirar hacia adelante. Uno sabe que la guerra es mala pero esa palabra queda chiquita después de ver esas imágenes, esas fotos que no son de película sino que son reales y son tan reales que parecen mentira. Cuesta ver y entender como un soldado posa sosteniendo la cabeza de un cuerpo mutilado. Cuesta leer el relato de un fotógrafo diciendo que sacó esa foto, se dio media vuelta y escuchó el disparo acabando la vida de su reciente modelo. Cuesta leer de un soldado haciendo un chiste porque un cuerpo prendiendose fuego se movía luego de muerto. Cuesta ver la tortura a las que estuvieron expuestos los prisioneros vietnamitas. Cuesta ver las condiciones en las que vivían debido a esa insana pelea que duro miles de días.

Soldado posando con un cuerpo mutilado 

Lo que escribí arriba personificando a un corresponsal de guerra, lejos de querer ser un relato gracioso, es la imagen que me quedó de aquel momento nefasto en la historia de la humanidad. Si bien. me queda claro que hace falta ver el otro costado de la historia, nada por el amor de Dios nada jamás podrá justificar lo hecho por el ejercito yankee. Seguramente los soldados del ejercito estadounidense han sufrido severas torturas y seguramente muchos han sido despiadadamente asesinados y eso tampoco tiene justificación. Pero lo cierto es que los vietnamitas no se metieron con los mas débiles como ser las mujeres, ancianos y niños y los estadounidenses si. Esa es la actitud mas cobarde que haya conocido. En Saigon vi la consecuencia del agente naranja, o al menos eso creo. Vi varias personas con deformaciones, incluso un bebe con lo que parecía ser Hidro encefalicitis. Si bien no se muy bien que es esa enfermedad, se parecía a un chiquito de la foto con ese problema.


Monsanto y su rol en la guerra de Vietnam
Monsanto fue el principal aliado se la muerte en Vietnam: en los años 69 y 70 esta empresa estadounidense cuyo slogan es "Alimento, Salud, Esperanza" contribuyó de forma directa en la contaminación, muerte y enfermedades de millones de vietnamitas en esa guerra. Se rociaron 80 millones de litros de químicos (entre los que se encuentran el agente naranja fabricado por el mismo Monsanto) sobre 1.5 millones de hectáreas para despejar bosques y facilitar el bombardeo a la población. Bosques, campos de arroz, cosechas enteras fueron destruidas. Aguas y medio ambiente fue contaminado. La población fue envenenada y enfermedades como cáncer y defectos de nacimiento fueron provocadas. Todavía crecen niños con defectos debido al contacto de sus madres por esta sustancia.

Hay que ir al museo de guerra de Saigon y nunca mas repetir el horror vivido.

Ho Chi Minh City (Vietnam) - Take me down to The capitalist City

Arribé a esta ciudad a las 6 de la mañana tras un drástico viaje en bus de unas 10 horas desde Nha Trang. Drástico porque el conductor parecía creer que en lugar de un bus era un samba. El tipo iba "hachando putas" en una ruta con mas agujeros que la economía mundial. Para sumar, el bus estaba lleno de cucarachas y el baño era algo que mi mente decidió eliminar. Entiendo que haya cucarachas en las casas ya que continuamente hay comida, tienen lugares para esconderse, y, además, se reproducen como conejos, pero en un bus...
Por suerte viajé con 3 simpatiquísimos cordobeses: mi tocaya Gabi, Jose su hermana y su amigo Marian. Con el estomago revuelto por los saltos de la noche en el bus llegamos a la ex capital de Vietnam del sur. En Ho Chi Minh conviven 9 millones de personas de las cuales 5 millones tienen moto. Las muertes por accidentes de tránsito ascienden a 10 mil por año.
Al llegar a esta enorme ciudad de Vietnam pude comprobar, como me habían anticipado, algunas diferencias y similitudes entre Hanoi y ésta. Con cierto esfuerzo, podría observarse una diferencia, tampoco drástica, entre la "comunista" ciudad de Hanoi y la "capitalista" ciudad de Ho Chi Minh: supermercados en lugar de pequeños almacenes, carteles con las grandes marcas mundiales en tecnología, una mayor cantidad de bancos, altos edificios y algunos rascacielos dan la nota. El trafico, igualmente alocado.
El día que llegué me dediqué a la tarea de llegar a cada nuevo lugar: buscar un hotel. Uniendome a un alemán, pagamos una habitación por 5 dólares cada uno.

Ese día fuimos al museo de guerra que me dejo en un estado mental alarmante. Al día siguiente tomamos un tour a los túneles de guerra de Cu Chi.

Mis noches en Ho Chi Minh City
La primera noche salí junto a los cordobeses que son precisamente de Córdoba capital, la ciudad de las mujeres mas lindas, del fernet, de la birra, madrugadas sin par. Ante la falta de fernet, nos conformamos con unas cervezas bien frías. Luego de profundas charlas sobre lo que vimos y sentimos en el museo de guerra nos fuimos a dormir. Pero como picaba el bagre salimos a comer algo antes. Ante la falta de insectos fritos, deliciosa sangre de serpiente o una exquisita rana compré Caracol. Lo digo sin pelos en la lengua, es lo peor que haya probado en mi vida, el sabor se asemejaba a un pescado podrido y comerlo me generó mas nauseas que la inequidad social. Al menos tengo una cosa mas para tachar en la lista de comidas exóticas. Todos concordamos que aunque pasara algo malo en el dia que restaba en Vietnam, en este pais recibimos el mejor trato hasta entonces. Divertida aseveracion que sufrio un intento de derroque ya que el siguiente dia yo recibiria un trato grosero de mas de una persona. Si bien Ho Chi Minh fue el lugar donde recibi peores tratos, nada podra eliminar mi fascinacion por su gente

A la siguiente noche estaba preparado para irme a Phnom penh, Camboya. Mi bus salía a las 12 de la noche (preferí ese horario así ahorraba una noche de hotel). El pasaje me costó 10 dólares. A las 5 de la tarde de aquel día, luego de haber vuelto del tour a los oscuros y dramaticos túneles de guerra, el alemán con el cual compartí habitación me ofreció de ir a tomar una cerveza. Accedí con gusto ya que el cálido clima de Saigon invitaba a tomar la cerveza del mismo nombre. En el bar donde fuimos nos pusimos a charlar con dos australianos. Luego de unas cervezas, las cuales fueron invitadas gentilmente por ellos, nos fuimos los 4 a un bar mas barato donde la cerveza estaba 0,60 dólares. Esa tarde-noche tomamos entre los 4 no menos de 20 cervezas, jugando al juego llamado King; el King es un juego para tomar: cada carta significa algo, cada uno saca una carta y de acuerdo a lo que saca hace lo que la carta simboliza. Por ej, el 9 significa hacer una rima, 7 significa quedarse quieto y el ultimo que se queda quieto toma, 5 hace una regla (como ser, antes de tomar tenes que decir algo y si tomas sin decirlo, tomas doble). Esa es la idea. Debo decir que era difícil seguirle el ritmo a los australianos, toman como si fuese si ultimo día en la tierra. Estos tipos decididamente se han comportado conmigo! Esa noche ellos se hicieron cargo de todas las cuentas. Cada vez que intentaba aportar me callaban y no me dejaban pagar nada. Al rato de estar jugando al King llegaron dos
amigos de ellos así que formamos un grupo de 6 personas jugando como si nos conociésemos desde toda la vida. Al cabo de un rato, mas de una veintena de botellitas de cervezas y luego de una hermosa camaderia me dijeron que no debía irme ese día sino que debía quedarme al menos por esa noche. Pero no podía, ya había comprado el pasaje a Pnom penh. Poco les interesó a ellos. Me pagaron el cambio de pasaje, pagaron al recepcionista de su hotel para que me pudiera quedarme con ellos en su habitación y dormí en la cama mientras que uno de ellos durmió en el piso... Y para continuar siguieron pagandome tragos... o sea no podía creer como en tan pocas horas tuvieron tanta amistad conmigo. No entienda, asimismo, el motivo de tanto afecto aunque igual lo recibía sintiendome lo que soy: un afortunado. Estos australianos son geniales, espero poder "pagarles" cuando vengan a Argentina. Sin duda, estoy en deuda con esos que esa noche me trataron como a un rey.

En este post habras notado que no platiqué sobre el museo de guerra y los túneles de guerra. No te aflijas, esa experiencia merece ser tratada en profundidad. Solo puedo decir que tengo mucha tinta para gastar en esas dos inolvidables experiencias.

sábado, 29 de enero de 2011

Nha Trang (Vietnam) - El de la nada

El bus desde Hoi an llegó puntual a las 6 de la mañana. Nos dejaron al lado de un hotel pero yo escapé de allí a un hostel recomendado en la Lonely Planet. Tomé una moto porque pensé que estaba lejos pero el tipo me estafó cobrandome 1 dólar por ese viaje de menos de 3 minutos. En la zonas turísticas siempre existen aves carroñeras como esta. El backpackers house hostel valía 7 dólares así que fui en búsqueda de otro mas barato: lo conseguí fácilmente, estaba al lado, se llama son & daughter guesthouse y me salió 4 de los verdes. Es un dormitorio con baño compartido limpio. Pero... hay algo que me dejó confundido. El baño tiene, uno al lado del otro, 4 habitáculos, dos con inodoros y dos con duchas. Hasta ahora nada divertido en mi relato, lo curioso es que estos habitáculos son de vidrio! No es un vidrio que se ve perfectamente a través de el sino que se puede ver la forma de la persona haciendo sus necesidades. Una posible situación que puede tocar es estar sentado en un inodoro, adelante tuyo esta sentado otra persona que la podes observar por medio de ese vidrio, enfrente del segundo hay alguien bañandose... situaciones bizarras si las hay! Menos mal que esto me pasa a mitad del viaje donde uno esta curtido y ciertas reglas previas se omiten. Me pregunto, es que nadie lo advirtió cuando armaron el baño? Mas allá de esa todavía incomprensible característica el lugar esta bueno y bien posicionado.
Esa mañana decidí utilizar las computadoras con internet gratis para contactarme con el mundo, organizar mis fotos de la cámara al pendrive y demás. Que mañana para el olvido por amor al ser divino! La maquina tenía un virus el cual penetró sin permiso a mi pendrive y a mi cámara y yo con una manifestación de gotas de sudor que rodaban por el costado de mi cara; no podía perder todas mis fotos. Tras 4 horas de estrés, la ayuda de un amigo en Argentina y unas cuantas plegarias pude resolver el problema, aunque me dejo agotado.
Nha Trang es un destino turístico debido a sus playas y a la posibilidad de hacer buceo. Luego de haber conocido las playas del sur de Tailandia ninguna playa me seduce, nada me sorprende y, es mas, cualquier playa se asemeja a caca de perro. Tratando de sacar al paraíso tailandés de mi cornea, la playas de Nha Trang son bonitas. Su arena es amarillo fuerte, atrás tienen filas de palmeras que, como en Hoi An le dan un tinte caribeño, el color del mar es marrón como la costa argentina y las olas son espeluznantes, suben y explotan con tal irascible demencia que uno podría quedarse horas viendo el mar golpeando el suelo demostrando la incontrolable fuerza de la naturaleza. Cuando me senté en aquella arena dura, el cielo nublado parecía triste, sentí el mirar del mar enojado y, sin hablar, uno que es sagaz como serpiente, pude decodificar su secreto: el mar en su aparente convivencia con el humano en realidad es su disfraz y lo que verdaderamente quiere es agarrarte, hundirte, comerte y nunca mas dejarte ir. El mar en ese momento era la oposición a mi: el estaba enojado, yo tranquilo, el enbroncado, yo pacifico, el gritado, yo callado, el toreandome, yo a la espera.
Es por eso que Nha Trang también es un destino para surfers. Yo de surfer no tengo nada, salvo la facha y las mujeres.
Ese día me dediqué a relajarme, no hice demasiado y me gustó que así sea. A la noche salí a pasear y terminé en un bar congeniando con unos australianos (como para variar de país, no?). Tras dos gratuitos mojitos, me fue a dormir.
Al día siguiente estaba en la disyuntiva de ir a Dalat o no. La posibilidad de hacer un famoso tour en moto me motivaba, el costo del mismo aflojaba mis deseos. En el tour aparentemente se visita pueblos locales, se ve como trabajan y se duerme cerca de un lago. Afortunadamente yo ya había visto eso en Sapa y, si bien lo vería 10 veces mas, ojalá tuviese 10 veces mas tiempo. Decidí ser un turista mas en la ultima ciudad de Vietnam que iba a visitar: Ho Chi Minh City.
El segundo día en este punta del este vietnamita también me dedique al descanso. Al notar que no iba a gastar dinero me fui a dar un almuerzo de lujo.
Lo que pedí aquel día fue la comida mas cara del viaje con un valor de 5 dólares. Me senté en el restaurante para pedir unos calamares o algo así (ya que había leído que en Nha Trang había rica comida marina) y la sonriente jovencita vino con un menú. Cuando estaba seleccionando mi comida se acercó, siempre e inexplicablemente risueña, y me dijo "no queres probar rana?". Me pregunté si acaso habría leído mi blog y sabia, por lo tanto, que no le puedo decir que no a estas comidas exóticas?
Esta fue mi orden:
Frog fried with butter (Frog steak, butter, server vang dalat wine, salad, tomatoes ...)
Puede decir que tengo una nueva comida favorita: la rana. De aspecto es semejante el pollo, se puede comer con la mano como el pollo pero a diferencia de este los huesos son mucho mas chiquitos y el sabor desde mi punto de vista es mas rico. Lo raro es estar mordisqueando carne y ver la columna vertebral de la ranita. Algo totalmente recomendable. De ahora en mas, el nuevo y gracioso piropo va a ser "estas mas buena que comer rana con la mano". Ya lo utilizare, lo prometo.

Ultimo paso en Vietnam: Ho Chi Minh City.

Hoi an (Vietnam) - Ruinas de My Son

Aquel dia alquile una moto por 3 dolares y me fui con Roby, un australiano, a 35 km del pueblo de Hoi an hacia las ruinas de My Son que prometian ser una mini, pero no menos impresionante, version de las megafamosas ruinas de Angkor Wat en Camboya. Luego de una hora de manejo a unos 50 km/h llegamos a la entrada, pagamos 3 dolares y nos adentramos en un mundo de hace varios siglos.
En diciembre de 1999 UNESCO declaró a las ruinas de My Son patrimonio de la humanidad.
El antiguo pueblo champa era conocido por ser considerado "los masters del arte en construcciones de ladrillo". Los ladrillos son puestos cerca uno del otro en forma segura y sin cemento. El valor de My Son también se refleja en el arte de las esculturas escarbando el ladrillo con imágenes de plantas, sacerdotes, danzas y sacrificios.





Ruinas de My Son (Click para agrandalas)

Proximo destino las playas de Nha Trang

viernes, 28 de enero de 2011

Hoi an (Vietnam) - El de la difícil decisión

Llegué a este pintoresco pueblo, cuyo color predominante es el amarillo gastado, entradas las 6 de la tarde. El pueblo es famoso por sus sastrerías y la posibilidad de hacerse un traje, camisa, vestido, etc a medida por contados dólares. Por ejemplo, un traje de dos piezas hecho a medida con buena tela puede costar 50 dólares. Los precios comienzan en 40 y depende de la tela que se elija. Como soy un ignorante en cuestión de telas y trajes no puedo dar mas información al respecto. Esta creciente popularidad lo convierte en una parada casi obligatoria cuando se viaja por Vietnam. Un rumor sobre lo costoso del hospedaje en Hoi an me puso a prueba: tendría la paciencia, tranquilidad y perseverancia para buscar un hospedaje barato, de digamos, máximos 8 dólares? (ante el rumor de un mínimo 10, 8 sonaba bien). Con mi compañera (mi mochila) al hombro salí en busca del alojamiento mientras aun quedaba una media hora de luz; el clima, templado, despabiló mi mente, estaba atento como felino en busca de su presa. Ir por esta calle principal me llevará a costosos lugares, pensé, motivo por lo cual me aventuré por una oscura y fria callejuela. Nuevamente me maravillé ante la amabilidad vietnamita, no había persona que no me saludara con una sonrisa y no había persona a la cual yo no le devolviera la misma gentileza. Llegar a un hotel y recibir el monto de 15 dólares por noche intentó desmoronarme aunque sin éxito. Cuando me iba, quien seria el botones del hotel, me recomendó uno mas barato. Lamentablemente mi sentido de la orientación fracasó y no lo encontré, aunque si encontré otro de costosos 12 dólares. Me aferré a mi misión. El sol mi compañero se preocupaba por mi e intentaba, mas allá de su naturaleza, de no esconderse y seguir siendo la luz de mi camino. Seguí mi pausado caminar hasta que una moto me frenó y me propuso un hospedaje por 10. Mi sangre gallega hirvió y mi actitud se mantuvo con intacta tranquilidad. Me subí a la moto y fui al hotel mientras le susurraba dulcemente a mi conductor que el valor final seria de 8 dólares, no mas. Cuando llegué, al que ahora recomiendo muy bien posicionado Binh Minh hotel, el gentil gerente me recibió con natural sonrisa y aceptó mi propuesta de 8 dólares diarios por una habitación simple. Un segundo antes de cerrar trato con la mano como firma inalienable de nuestro contrato oneroso, 3 caballeros, de aspecto motoquero o, mejor dicho, sin el aspecto pero con cascos, buscaban gemelamente a mi lo mas barato que pudieran encontrar. La unión hace a la fuerza y la fuerza de la unión es una locomotora imparable: con un guiño de viajero todos fuimos un grupo y terminamos durmiendo 2 en una habitación y 2 en otra por solo 4 dólares cada uno. Misión diaria cumplida. Gracioso fue cuando escuché "y ahora, quien duerme con el argentino?". Fue una especie de "adonde metemos al perro". Pero lo tomé con gracia.

 El pintoresco pueblo

Los motoqueros, porque efectivamente lo eran, compraron sus motos en Hanoi y se dirigían a Ho Chi Minh City o lo que otrora fuera Saigon. En definitiva, los muchachos cumplían mi primer deseo cuando llegué a Vietnam y que no pude cumplir. Will, un filipense que vivió desde muy gurí en Australia, Pablo y Robi otros dos australianos, me recibieron en su grupo con inaudito entusiasmo. Los tres se están dedicando a recorrer quien sabe cuantos lugares, grabando sus aventuras con el loco (mas no imposible) deseo de hacer una serie de televisión. El grupo se llama TUL - The Unemployed Life. Como viven su vida? Trabajan unos 3 meses y viajan al resto del año. No more words except a little envy.
Querían casi con desesperación, lo cual me generó enorme alegría por el gigante, desmerecido, repentino e inesperado cariño que me tomaron, que me uniera a su viaje en moto por Vietnam y, si éstas se la bancaban, por Camboya, para terminar vendiendolas en Bangkok. Si esa idea fuera una pileta, admito que me tiraría de cabeza. Eso hice y esa misma noche salí a comprar una moto. Me encapriché (por segunda vez en el día) con no pagar mas de 200 dólares. Vi y manejé para probar una moto rusa, de la época de la guerra (o sea, una moto que tiene 50 años) llamada Minsk. No anda como mi Yamaha pero podría andar, me consolé. La vendedora quería 300, yo 200, quedamos en 250, pero yo insistía con mis 200. Al no recibir aceptación, decidí dedicarme a la empresa de conseguir una moto al día siguiente. En mi cabeza resonaba la pregunta: vale la pena comprar una moto e ir hasta Saigón? Por un lado yo ya tenía el pasaje hasta Saigon en Sleeping bus, por otro lado el itinerario de mis nuevos camaradas era mas relajado y lento que el mío. Decidí posponer mi decisión al momento en que encontrara una moto aceptable y a un precio razonable de acuerdo a mi presupuesto.
Al otro dia, caminando hacia mi ansiado desayuno discutiendo con mi ruidoso estomago, recibí el saludo de otro vietnamita en moto. En Vietnam, mi actitud es charlar con cualquiera que me quiera charlar o conocer, me quiera vender, robar o matar. Cuando le conté que andaba buscando un lugar para cambiar dinero y que andaba con deseos de conseguir una moto barata, el tipo, atento como es el estilo vietnamita, me llevó a cambiar dinero, primero y a ver motos usadas después. La Minsk que me mostró no estaba en buen estado y no me convenció. Luego me mostró una scooter Honda Wave de buen aspecto y en aparente buen estado mecánico. Otra vez 50 dólares de diferencia frustraron la transacción. Aun así, aun sin que la comprara, el tipo jamás se mostró molesto por mi fallida compra a su amigo. Tan amistoso fue conmigo que hasta estoy seguro que ni estaba interesado en una comisión sino que estaba ayudandome gratuitamente. Con ese tipo, que se dedica a hacer tours de varios días en moto, tuve varias charlas; es un comunista de ideales, quiere a Cuba ya que dice que cuando Vietnam tiene hambre Cuba da una mano y viceversa. Me contó que, ahora que va a ser el año nuevo para ellos, no va a hacer tours porque es el momento de reunirse con toda la familia. "La plata me gusta y es necesaria para vivir, pero la prioridad es la familia" me dijo. Amen hermano.

Volviendo a mis tres amigos australianos ese segundo día alquilé una moto y salí con ellos y unas chamacas que no me entusiasmaban a la playa que queda a 5 km. Las chicas, dos yankees y una inglesa, no es que estaban mal pero me enseñaron algo que no sabia de mi: cuando escucho el ingles británico la neurona de la atención se duerme, la neurona del interés se suicida y la neurona del sueño me pide a gritos salir en busca de una cama.  
A pesar de ello salimos con ellas aquella tarde a ver las playas de Hoi an. Aunque bellas y llenas de palmeras que le dan un aire caribeño, sufrimos la falta de sol que, quizás, estaba fatigado por haberme aguantado hasta tarde el día anterior y decidió tomar una siesta. En la playa algunas locales vendedoras con gran carisma y traicionera estrategia te charlan con un buen ingles y al cabo de un rato te intentan vender algo. Pero hay tanta bondad (o falsa pero aparente bondad) que tu corazón tira por el lado de comprar y dejar unos dólares ahí, mientras tu bolsillo te susurra que mejor es guardar el dinero para otras cosas mas necesarias. Pegué buena onda con la vendedora y me saqué una foto. Me aflije lo flaco que estoy. Es eso o estoy usando ropa muy ancha! Lo curioso es que estoy comiendo dos platos por comida últimamente. Igual debo haber adelgazado unos 5 kilos al menos. Bueno, ya habrá tiempo para remontar cuando vuelva.


Antes de despedirme destaco una divertida enseñanza de Will, de 30 años y 7 de ellos viajando. El lo llama "Las 3 mentiras del viajero":
  1. Mañana me voy
  2. Hoy no voy a tomar
  3. Te amo
Sabiduría de exportación.



Vista del canal del hermoso pueblo de Hoi an

Al día siguiente fui a las ruinas de My Son patrimonio de la humanidad declarado por la UNESCO. Claro, esto será para el siguiente post.