Bus Taganga-Santa Marta: 1200 pesos. Duración: 15 minutos.
Bus Santa Marta-Guachaca: 5000 pesos. Duración: 1 hora.
Moto taxi Guachaca-Costeño Beach: 3000 pesos.
Bus Santa Marta-Guachaca: 5000 pesos. Duración: 1 hora.
Moto taxi Guachaca-Costeño Beach: 3000 pesos.
Luego de una de las experiencias mas lindas que tuve en mi vida buceando en el parque Tayrona salí de Taganga para ir a Costeño Beach pero no a hacer surf como cualquiera esperaría sino, principalmente, a encontrarme con mi querida amiga de la zona sur de Buenos Aires, la fría Anita, con quien nos habíamos conocido en Cali un mes y medio (o mas) antes. Fui recibido con un enorme, calido y emocionante abrazo de mi amiga que resultó ser una de las pocas, casi la unica, argentina simpatica con la que me habia cruzado hasta ese entonces.
Le conté del dolor de dejar Taganga, principalmente, por la gente con la cual había parchado pero que, al mismo tiempo, me sentía contento de volver a la ruta y emocionado por haber cumplido mi promesa de volver a verla.
Salí de Taganga rumbo a Santa Marta y tras caminar unos minutos por el mercado local tomé el Bus a Guachaca. Tan pronto como llegué al pueblo que queda al costado de la ruta, esperé una moto taxi que me llevó a un lugar alejado y solitario, que solía ser una vieja finca para comvertirse en un campamento ecologico llamado Costeño Beach. El mar del sosegado campamento es sañudo e impetuoso propicio para el surf.
Una vez ahi, el grupo ahí me recibió tibiamente pero con el pasar del tiempo y sabiendo que Anita y yo eramos intimos amigos, me fueron convirtiendome en uno mas de ellos.
La fría Anita, siguió siendo fría aunque mi cariño por esta amiga (y el suyo por mi, creo) fue creciendo mas y mas.
Le conté del dolor de dejar Taganga, principalmente, por la gente con la cual había parchado pero que, al mismo tiempo, me sentía contento de volver a la ruta y emocionado por haber cumplido mi promesa de volver a verla.
Salí de Taganga rumbo a Santa Marta y tras caminar unos minutos por el mercado local tomé el Bus a Guachaca. Tan pronto como llegué al pueblo que queda al costado de la ruta, esperé una moto taxi que me llevó a un lugar alejado y solitario, que solía ser una vieja finca para comvertirse en un campamento ecologico llamado Costeño Beach. El mar del sosegado campamento es sañudo e impetuoso propicio para el surf.
Una vez ahi, el grupo ahí me recibió tibiamente pero con el pasar del tiempo y sabiendo que Anita y yo eramos intimos amigos, me fueron convirtiendome en uno mas de ellos.
La fría Anita, siguió siendo fría aunque mi cariño por esta amiga (y el suyo por mi, creo) fue creciendo mas y mas.
Despertarme en Costeño Beach con el sonido de las olas romper.
Relax en la surfista playa de Guachaca.
Hamacas, palmeras, verde, arena y mar en el campamento ecológico.
Hamacas, palmeras, verde, arena y mar.
Ese hongo con un colchón fue mi cama los primeros días. Me sentía Papa Pitufo.